Fue la misma Terry quien, según cuenta el blog 24 horas de Gran Hermano en telecinco.es, comandó una conversación sobre su amiga Patricia con todo el plantel de concursantes. En el juicio sumarísimo le echaron en cara que su actitud no era natural.
Los habitantes de Guadalix creen que no se está esforzando en la prueba y ella se revuelve ante tales acusaciones y argumenta que lo que le gusta es bailar a su manera y que, además, le cuesta aprender pasos establecidos. Para su amiga Terry, que ejercía de principal inquisidora, tiene "una actitud inmadura" y se ha quejado de que siempre responda ante las críticas "yo soy así".
Más adelante, el debate pasó a la expresividad de su rostro. Patricia se defendió diciendo que es una persona transparente que no puede disimular lo que siente. Como a su padre, ha contado, se le ve "todo en la cara".
Y para colmo, tampoco se ha aprendido las letras, lo que ya ha exasperado a los demás. Ella aduce que no puede aprenderse un texto que no tiene escrito, pero de nada sirvió que Marta dijera que a ella le pasaba lo mismo. Todos la criticaron. Hasta Marta, que dijo: "tienes que hacerlo, sea como sea".
Patricia no traga
"Esto que me estáis diciendo a mí sobre la prueba, no se lo diríais a alguien con más carácter", se quejó entonces Patricia. Pero Terry rozó el paroxismo quejándose de que se quejara: "Muchacha has repetido lo mismo cuatro veces, es como agobiante". Comentario que le cambió la cara para reconocer que, eso mismo, se lo dice también su padre. Pero estalló con que la criticaran por la coreografía: "Si yo no impongo a nadie. Que no me impongan. Verás a la prueba siguiente. Esta me la guardo".
Todas estas discusiones parecieron resbalarle a Johta, que pronunció una sentencia muy ingeniosa: "Si nos dieran un moñigo de perro de premio, nos pelearíamos por él". Y rompió una laza a favor de su compañera: "no tiene mucha picardía, y no me altera, por eso no la hablo mal".
Pero con quien sí ha hablado mal es con Terry. Al final del día, la tensión acumulada era insoportable y terminaron discutiendo a gritos. Hasta el Súper les tuvo que llamar la atención. En ese momento, sin embargo, ellas decidieron firmar la paz. Fueron al salón a hablar más tranquilas y, tirando de chucherías y sobre todo huevos Kinder, la cosa terminó en "te quiero".