Laura ha tenido que hacer de confesor de Carol. Ha tenido que escucharla y de esta manera se ha convertido en la testigo de lo que piensa la mujer más deseada de Guadalix. Sólo ella sabe lo que todos quieren saber ¿Si es que acaso le gusta Gerardo o prefiere a Arturo? Ella insiste, subraya, exclama que no. Aunque luego, furtivamente, le dice a Gerardo por lo bajo que le va a esperar fuera.
"Estoy jugando como juega un niño con otro niño. Si hace falta alejarme de ellos dos los voy a hacer, aunque me caigan bien. No quiero que mi gente escuche una serie de cosas. ¡Qué le den a todos! cuando me daba besos, cerraba la boca con hormigón. Encima el me dice que piensa que estoy jugando con los dos. Lo lleva todo a su terreno".
En esta tesitura, Laura le ofreció cobijo: "si te vas a sentir incómoda en esa habitación vente a la nuestra". Más adelante, Carol le explicó a Saray que no está tonteando con ellos digan lo que digan, que no se trata de un juego: "sé que Arturo no está enamorado de ti, pero me jodería que estés jugando con él. Pero si has dejado las cosas claras deja que piensen lo que quieran".
Las chicas creen en la palabra de Carol
Saray ha manifestado claramente que cree lo que dice Carol. Sin embargo, sus ojos no la engañaron en su momento y mucho menos su inteligencia y pensó que estaba tonteando con ambos.
Pero la voz de la experiencia habló por la boca de Pilar. Le explicó a Carol que su repesca se debió única y exclusivamente a estos menesteres: "Sabes que estás aquí porque a la gente le das morbo por lo de Indhira". Un extremo que irrita profundamente a Carol: "El que me tenga aquí por morbo que me eche a la puñetera calle".
"No me gustan desde el primer minuto"
Por todo esto, Carol pasó una noche taciturna. Hundida, contrariada y con cara de pocos amigos. A Saray le explicó las cosas con la mayor claridad posible: "No me gustan desde el primer minuto, y yo soy de primeras impresiones". Y a Arturo: decidí tratarle como a los demás y no pensar en lo que puede pensar la gente fuera.