Se acostaron juntos, Arturo cogió el micrófono de Indhira y lo apartó. Dijo que le molestaba. Y lo dijo de malos modos, preguntándole a su pareja si es que acaso "¿éramos pocos y parió la abuela?".
Indhira contestó: "Arturo tengo el culo fuera de la cama, otra cosa no puedo hacer". Y él lanzó la 'petaca'. "Qué haces Arturo, tio", replicó ella sorprendida para, segundos después, levantarse e irse a la cama de al lado.
Entonces, la discusión transcurrió de la siguiente manera:
- ¿Te vas?
- No me voy, por los cojones que duermo aquí hoy
- (Indhira rompe a llorar) Te estorbo,
- Tú a mí no me estorbas, con que te ates el pelo...
- No haces más que sacarme faltas
- Nada más que quería quitar la petaca
- Y que el culo lo tengo para fuera...
- (El Súper da la luz) Gracias, estaba esto muy oscuro.
- Calla
- No ves que nos están hostigando para que nos quememos ¡Poned una bombilla ahí!
- ¡Arturo cállate ya!
- Oye, bonita, cálmate, o mejor ya vete, que estoy cansadito de tus paridas. Puta chorrada tienes hoy, qué ganas de tocar los cojones.
- ¡No hay quien et aguante!
- ¡Tú no te aguantas ni a ti misma!
El pedo de la discordia
A toda esta discusión, hay que sumar la irritación que sentía Arturo por el hecho de que Juan se hubiese quejado de que el vasco hubiera expelido una ventosidad en el almacén, así se lo dijo a Hans: "El pedo que me eché ahí dentro, en el almacén, lo ha estado comentando con Indhira en plan no me digas que no te molesta. Me gustaría saber si su vida es tan perfecta..."