A cada oportunidad que tiene, Arturo tiende a menospreciar aún más a Indhira. En la madrugada del martes, volvió a hablar de sus granos. Dijo que si le pasaba la mano por la espalda y encontraba un grano, ella empezaba con la cantinela de "es que ya me vas a empezar a sacar defectos, Arturo".
Lo gracioso es que Tatiana le dio la razón: "Se ofende por tó". Además, le regaló el oído diciéndole que seguro que fuera de la casa "hay muchas a las que les va ese rollito en plan Arturo me lo pones todo duro". Sólo Carolina aporta algo de ecuanimidad al debate y cuando el ex militar, sobre este tema, reconoció que "seguro" que tenía a "todas las feministas en contra", dijo: "¿Y no crees que será por algo?"
El vasco no se tomó bien las acusaciones y, como cubriendo su inseguridad con un manto de desprecio, sentenció: "A esas les hace falta muy poco para tachar a alguien de machista". Carolina aceptó el envite e insistió: "Yo si fuese feminista estaría todo el día mandando mensajes para echarte".
Demasiadas preguntas
Otro rasgo de la personalidad de Arturo que ha quedado patente en la Casa Espía es que no le gusta que le hagan preguntas. La primera vez que supimos de este particular fue cuando el vasco El barcelonés se interesó por sus mujeres. nominó a Siscu porque "hace demasiadas preguntas".
Después, fue Hans. Le espetó repanchingado en el sillón que por qué había elegido hacer el servicio militar en las COES, las fuerzas especiales cuya instrucción es la más dura del Ejército. El vasco se cruzó de brazos y hablando de forma un tanto agresiva y economizando las palabras, dijo: "porque quería hacer una mili distinta". Y punto pelota.
Ahora ha sido Toscano. Insistió en saber más sobre las madres de sus hijos (sabemos que tres, una de cada raza) y el guipuzcoano volvió por sus fueros: "pero qué cotilla eres, deja ya de preguntarme". A lo que el murciano excusó: "Estamos aquí para conocernos mejor".