Nadie le ha preguntado, pero él ha querido dejar claro, no se sabe muy bien el porqué, que aún es un alma que vuela libre a través de los tiempos y las alcobas. La sucesión de los acontecimientos, que quizás aclare algo (o no), fue la siguiente.
Como cada viernes, todos los zagales grandes hermanos disfrutaban de su fiesta temática. Es esta ocasión, se trataba de una fiesta romana, orgía según los espectadores radicales. En aquel evento se congregó todo lo necesario para acabar en fuegos artificiales, como la música, el baile, el vino y la risa.
Animados por la atmósfera y sabedores de que no podían pedir otra hora sin cámaras, Artuto e Indhira construyeron su propio templo del amor. Tres edredones por techo, dos camas por pilares, un hueco en medio por lecho. Eso sí, el sonido, como suele, imposible de eludir.
Cuatro son multitud
Los amantes retozaban cuando otras dos de las fiesteras, Tatiana y Melanie, se dieron cuenta del percal al dirigirse al baño para miccionar, acción recurrente en estos casos. "Mientras unos follan, otros bailan", explicaba elocuentemente Tatiana a Melanie, tras no dejar de mover el esqueleto en la fiesta de romanos.
Ambas se partían de risa escuchando a los dos jóvenes retozar bajo los edredones. "Nos hemos quitado las zapatillas para no hacer ruido y todo", añadían las boyeurs al contárselo, inmediatamente después, a los demás concursantes de la casa. Alguno que otro admitía, sin más, su envidia.
Arturo despacha en el confesionario
Después de las risas y los comentarios y mientras el vino seguía corriendo por la fiesta, Arturo e Indhira salían sonrosados de su templo y conversaban con sus compañeros entre risitas nerviosas. Arturo se tardó mucho en dirigirse al confe para soltar sus perlas: "No estoy nada convencido de que pudiéramos ser pareja, por eso quiero estar soltero. No tengo las fuerzas ni las ganas de tener los dolores de cabeza... ojalá tenga suerte y encuentre a alguien".
Y también, por si había suspicacias, aclaraba que no había que pensar mal: "Espero que no se piense que, ¡yo que sé!: cuando se acabe esto, se acabó. Está claro que no tenemos nada que ver. Somos muy sexuales, pero de ahí a poder convivir y estar en esta vida juntos, lo que conlleva una pareja, verdaderamente no me veo con ella".
La revolucionaria teoría del Debate de GH
Para echar más análisis de profundidad al fuego, Jordi González ha levantado a dos del público para que explique una revolucionaria teoría de la densidad del sonido: "Por como se oye (y el chaval ha aplaudido con ritmo), mi teoría es que Arturo tiene los huevos depilados".