"Me siento un poco gilipollas", ha dicho Ángel en el confesionario. Tiene problemas con todo lo habido y por haber. No quiere seguir en la casa en la que está, no le gusta cómo está el panorama tras la llegada de Gerardo y las Carolinas y está bastante incómodo con lo más sagrado: el tema de la comida.
"Tengo conflictos internos", le ha revelado a Laura: "Nosotros nos merecemos más entrar que los que acaban de llegar". La frustración es una constante en el artista de esta casa y ex pareja fingida de Lis.
Sin embargo, lo peor es el trato con Gerardo. El empresario taurino, que acaba de perder a su diestro, Pablo Lechuga, precisamente por entrar en el programa, según la versión de Ángel es un tanto monotemático:
"Gerardo, le veo un buen tío, pero me chupa la energía: es un vampiro energético".
Y no sólo eso: "No puedes tener una conversación normal, hablaba con él y lo llevaba todo al rollo de las tías, yo he dejado de pensar con la polla hace 20 años".
En opinión de Iván, ganador del año pasado, este tipo de reacciones son naturales en alguien que lo ve todo cuesta arriba: "ahora le parece todo mal".
Los otros nuevos
Carolina, por lo demás, hace buenas migas con todos sus compañeros excepto con Gerardo, según el testimonio deÁngel, que tampoco le gusta, según dice, que le venga a contar lo mal que el cae.
No obstante, esta actitud no mina la convivencia y tanto Carol como Carolina tienen una conexión total con Laura con quien no paran de bromear y reír.