Llegó como espía, tardó unas semanas en entrar en la casa 11 y ha terminado proclamándose ganador de Gran Hermano. Ángel, madrileño de 32 años, ha levantado su maletín y se ha alzado con los 350.000 euros del primer premio. El concursante más zen de la historia del programa es además el más solidario: ha prometido que 50.000 euros de su premio irán a parar a una ONG.
La otra cara de la moneda la ponía Saray. Su maletín, pegado al pedestal, indicaba que tenía que conformarse con la medalla de plata, a pesar de ser la primera concursante de la historia que llega a la final sin haber sido nominada. La gallega, como buena perdedora, abrazaba a su compañero cuando ambos conocían el veredicto final de la audiencia. La concursante no se va, no obstante, con las manos vacías. Y es que por primera vez en la historia del programa los tres finalistas contaban con premio en metálico. En el caso del segundo puesto, 70.000 euros.
Unos minutos antes, la tercera finalista de Gran Hermano 11 se despedía del programa... ¡por segunda vez! Y es que Pilarita había sido la primera expulsada del programa por la audiencia. Repescada por sus compañeros de concurso, la gallega y madre de Saray, ha sabido aguantar hasta la gran final. En el jardín de la casa, ocupandfo cada uno de los tres una cabina de cristal, la más veterana de los tres veía como la casa de GH se alejaba bajo un manto de fuegos artifiiciales. En su haber el tercer premio, 30.000 euros.