Dice Óscar que le da mucha pereza hablar con Juan. Y será. Lo que no le da pereza es hablar de Juan. Le acusa de falta de coherencia, zafio y oportunista. Entre otras. Dice que si Juan tiene ganas de discutir, que discuta con alguien con quien tenga ganas y no a boleo. "Porque si no, estás haciendo un Vanessa", Óscar acuñando nuevos términos.
Vuelven al asunto kiwi que tanto dio ayer que hablar. (Juan le dio un kiwi a Daniela a cucharaditas en la casa secreta y no era un secreto). Dice Óscar que a él le pareció una tontería de cara a su novia, pero que como Juan le da mucha importancia al respeto... Pues no le encaja. Y por eso la teoría de Óscar es que Juan creía que en la otra casa estaban en barbecho para ser repescados y que él le dio el kiwi a Daniela haciéndole el avioncito para generar una esperanza de contenido que luego no iba a continuar. Y de nuevo vuelve a ver en esto una incoherencia en Juan y hurga en ella a ver si hay petróleo.
De pronto, Ruvens confiesa que él ha pensado alguna vez que Juan no tiene novia y se la ha inventado. "¡Yo también!", salta Óscar al instante, que en lo de pensar maldades no admite competencia. "Es como ése que siempre hay en el grupo de amigos que tiene una novia, pero es de otro colegio", dice Óscar. "O como ése del pueblo que se había dado ya el primer beso con una, pero la chica no tiene Tinder", sigue Ruvens.