Gran Hermano, en directo: Ruvens, Óscar, Laura y Manu van a por todas con el Big Bro

Nos espera una nueva noche de emociones en la gala que se acerca. Los porcentajes ciegos actualizados anoche eran: 52%, 34% y 14%. Estamos a punto de conocer la cuarta expulsión definitiva (aunque Juan volvió, pero ya no hay vida extra) con Edi, Nerea y Silvia como candidatos a abandonar la casa.

Antes de conocer la decisión de la audiencia, cada uno de los nominados irá trasladándose a la sala de expulsión donde podrá despedirse de la persona más especial para él dentro de la casa: Edi podría compartir sus últimos minutos con Violeta, Nerea con su novio Luis y Silvia y con su hermana melliza Lucía.

Además, tendrá lugar un juego de inmunidad en el que participarán Ruvens, Adrián, Óscar, Maica, Nerea y Vanessa y que dará paso a una nueva ronda de nominaciones.

Mientras llega, conectamos con la casa. Descubre aquí la última hora de la casa de Gran Hermano.

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Despensas secretas

Óscar sale a desayunar con Adrián. Le explica el por qué de su despensa secreta, ya que sabe que las mellizas también tienen la suya. Dice que si no es porque Maica come de esa despensa, ya la hubiese cogido y cambiado de sitio. Adrián dice que, de la despensa de Óscar, las galletas le dan lo mismo, pero la leche no le parece bien porque es bien básico. "Vale, pues la leche la devuelvo", dice Óscar.

Después hablan del juego de anoche. El de "beso, verdad o atrevimiento". Dice Adrián que su intención cuando le toco beso "era ponerla más nerviosa y cogerla del cuello y todo".

Casarse a los 22

Violeta recuerda con Jorge cómo estuvieron ensayando y planeando la coartada de Ainara en la otra casa. "¿Pero de verdad os creísteis que me iba a casa? Si tengo 22 años, por Dios. A dónde voy. Bueno, ahora 23", les dice a Edi y a Juan.

Ya les han pillado

Lucía cuchichea con su hermana Silvia en el vestidor, que cuenta las horas con los dedos. Lucía le transmite las horas que le han dicho en el sofá. A qué hora ha empezado un grupo y a qué hora el siguiente y la hora que es. "Ya decía yo que no me cuadraban las horas", le dice a Silvia a Lucía, que ha pillado el descuadre en un momento. "Vale, pues me ducho rápido y voy", contesta Lucía, ella no se había parado a contar.

En el salón, Edi se viste de cuco, canta la media y vuelve al sofá. Jorge pone las agujas en su sitio.

¿A ti te va el maquillaje o prefieres más natural?

Lucía se levanta y se acerca a dar los buenos días a los del sofá y enterarse de cómo van los turnos, antes de ir al baño.

De nuevo a solas (sin Lucía presente) Óscar comenta que las mellizas se maquillan muchísimo y cambian muchísimo maquilladas y sin maquillar. Edi dice que claro que cambia maquillarse tanto. Dice que a él, lo que no le gusta, es el colorete. A Juan, directamente, no le gustan las mujeres muy maquilladas. Y a Violeta le parece un rollo estar cuatro horas maquillándose. "Y luego quitárselo", Óscar añade más horas todavía.

Mientras comentan esto, Lucía inspecciona lentamente los detalles de su rostro en un espejo de aumento. Está a punto de comenzar su sesión.

Violeta reacciona a la media hora extra

Violeta ya está en la prueba. Edi le da un beso y le dice: "si se levanta alguien de allí, tú dí que nosotros empezamos a y 35", le dice. "Ya habéis hecho trampas", reacciona ella. "¿Y Jorge?", pregunta Violeta con insistencia.

"Tú sólo tienes que decir que no te acuerdas a qué hora empezaste. Dame un beso", Edi pide otro. Violeta le da el beso, pero insiste en que no le parece bien ni por Jorge, ni por Nerea, ni en general. A Jorge ahora se lo dicen y Juan ya lo sabe, explica Edi.

"Vamos a ver, ¿por qué han estado media hora más?", pregunta Violeta a Edi. "Para que desayunáramos", contesta Edi. "Ya, mis cojo***. Hacen siempre lo que quieren y lo sabes", responde Violeta. "¿Estás enfadada?", le pregunta Edi. "No, pero no me parece bien", repite ella. Edi le dice que ellos van a recuperar la media hora y le recuerda que la propia Vanessa ha hecho una hora de más, justifica la trampita con esto. Juan no interviene y se centra en su taza de café. Violeta pregunta si lo sabe Óscar. "¿Y Maica?", pregunta también. Nadie responde a qué va a pasar con Maica.

El Super pone la música para el resto, les recuerda que se pongan las pilas y da comienzo a la hora de agua caliente.

El trato

Ruvens levanta a Edi y a Juan y les explica la película de los 20 minutos extra. "Nosotros hacemos cuatro horas pero de cara al Big Bro, jugamos juntos", cierra Ruvens. El trato es que no digan nada, claro.

Laura le dice a Ruvens que no ve a Juan muy seguro y Ruvens se acerca de nuevo: "Juan, ¿seguro?". "Sí, sí", dice Juan con cara de dormidísimo. Óscar ve bien habérselo dicho y Ruvens habla de que así es juego limpio. Con los suyos, claro.

Ya todos en el sofá tratan de averiguar lo que no saben. "Si el Big Bro es quién más veces dé la hora exacta, entonces nada", opina Ruvens. "Dijo quien más se implique en la prueba", recuerda Juan. Así que se preguntan que puede significar "implicarse". "Dijo que era algo ponderable", sigue Ruvens. Vamos, que no saben. Lo que sí creen saber es que la hora que les han dado no es la real. De modo que ahora, que son las diez y media (más o menos) en su reloj y en el nuestro, ellos creen que son las ocho y media.

Luchar por el Big Bro

Laura y Manu están a punto de dormirse mientras Ruvens y Óscar se van a conspirar al baño.

Cuando vuelven, ponen en común sus maquinaciones. Tienen claro que no saben qué hay que hacer para ganarse el Big Bro, pero van a intentarlo todo. Vestirse más veces de pájaro, hacer más veces el cuco y estar más tiempo en la prueba. Hasta se plantean contar una milonga en la que les han hecho un parón nocturno y por eso ahora van a estar un ratito más de lo que les corresponde. "Lo que hay que intentar es hacer de todo un poco más que el resto para cuadrar", les dice Ruvens.

Óscar y Ruvens se quedan hablando de como un grupo grande de personas se suele dividir en dos. Opinan que en su caso "está guay porque no hay ningún líder". Ni en su habitación ni en la rosa, dicen.

Después vuelven a su trampita. Ruvens calcula que en total han hecho unos 25 minutos de más. "Pero tenemos que decírselo a la audiencia y a Edi", dice Ruvens. "Y a Juan", dice Laura. Ruvens cree que sí, "porque si no, se va a enfadar". "Pero si se lo decimos a Juan, se lo decimos a todos", dice Laura, Pero al tiempo le parece que Juan y Violeta no lo van a ver bien. Y también cree que si se lo dicen a Violeta, ella se lo va a contar a Jorge. "Por eso no sé lo que hacer", dice Ruvens.

Lo que sí tiene claro es decírselo a la audiencia y también tiene claro que "esto no son trampas, es que nos han pute*** mucho esta mañana"

No os durmáis

Empiezan a decaer los ánimos y Ruvens les dice que tienen que ponerse a hablar porque aún les queda una hora y pico de turno.

Ruvens habla de lo que esperan de la gala de hoy y cuando llegan a las nominaciones, se quedan en las nominaciones. Ruvens va a ir a por el matrimonio, no había duda. Pero Óscar se tapa los oídos, dice que no quiere oír las nominaciones de Ruvens para no poder formar parte de ninguna estrategia. Además lo tiene claro: "cambiar una melliza por otra".

La imaginación

Ruvens les habla de GH la Revuelta y se imagina que después de Reyes les vuelvan a meter a todos en la casa. Todos, todos. Con Maite y Elsa. Óscar se imagina esquivando las perchas.

Se resuelve la apuesta

Ruvens insiste que o friegan, o se la cargan. Óscar protesta, lleva toda la noche fregando y asegura que tiene las manos llenas de yagas. Le dice a Laura que ha perdido la apuesta y tiene que asumirlo. Pero Laura le contesta que ella no ha llegado a apostar y además dice también que ella ha jugado (a la apuesta que dice que no ha hecho) con el pollo rosa que le ha dado Óscar, así que opina que ha perdido Óscar. Bueno, que no piensa fregar.

Al final van Ruvens y Óscar y Laura se queda con Manu en el sofá, que le toma el pelo y le dice que se va a quedar sin turno de noche: "a mí no me quita el turno de noche ni Dios", dice Laura recostándose en el sofá.

"No es justo, ha perdido ella", protesta Óscar en el fregadero. De repente se dan cuenta de que son y media y Manu se viste a todo correr para salir a hacer el cuco.

Las pruebas del delito

Óscar les recuerda que ahora tienen que eliminar todos los restos y pruebas del delito: las patatas fritas y todo lo que lleven comido en el turno de noche. Lo que no saben es que Silvia ya había previsto que por la noche entra hambre y se encargó de que no estuviera a la vista la comida más preciada.

El caso es que ellos no lo saben y ahora tienen que fregar y recoger todo y aquí no ha pasado nada. Y como nadie quiere fregar, se lo juegan a una carrera de pollos. Cada pollo va para un lado menos en línea recta, aunque por unanimidad parece que el más desorientado es el pollo rosa. El de Laura. "Yo no voy a fregar", asegura Laura abandonando la carrera de pollos.

Quién puede estar viendo el 24 ahora

Se están poniendo las botas con lo que tienen, que es el pan a medio hacer con aceite y sal. Piensan que nadie les puede estar viendo ahora, pero Manu opina que hay gente que lo tiene puesto de fondo. ¡Y no tan de fondo!

El pan

Laura ha vuelto a los tarareos. Ruvens pregunta a Óscar si sabe cuándo está hecho el pan que tiene en el horno. Óscar no sabe, pero sospecha que igual el horno está muy alto. "Bájalo a 180. Se tiene que hacer por dentro", le dice. Ruvens prefiere sacarlo ya: "quien no hace, no falla", dice ante las posibles críticas que aún no han llegado. Sacan el pan, lo prueban y deciden que le falta un poco. Adentro otra vez.

La noche es suya

Se sientan los cuatro a comer las patatas fritas y consiguen que Laura deje de tararear. Manu comenta que se está genial en la casa. Es más, dice que nunca había estado así desde que entraron. Ruvens está de acuerdo y dicen los cuatro que el turno de noche es suyo. Ruvens informa: sólo salen de vez en cuando Violeta para hacer pis y otra persona de la que Ruvens hace imitación. Es alguien que sale del dormitorio caminando despacio, arrastrando los pies y encorvado de hombros, con el cuello caído y la barbilla casi tocando el esternón. Todos reconocen a Javi.

Van a dar y media y lo llevan muy bien medido. Manu se viste de cuco y sale bajo la lluvia a cantar la hora en el reloj del jardín. Óscar y Ruvens hacen carreras de pollitos en la mesa de la cocina. Pero los pollitos no caminan en línea recta precisamente.

Laura le dice a Ruvens que ponga el reloj a y 39. "Lo voy a poner a y 40 por si preguntan", dice. Pero cuando va al reloj se confunde con el 8 y el 9 de menos 20 y menos cuarto y pone la aguja más allá del 8 (que sería el y 40). Bastante después, de hecho. Su reloj marca y 42 cuando quería poner 40 y sólo son y 39.

Empezamos

Buenos días! Aquí Ada con la casa funcionando y a color. Lo de funcionando es un decir. Laura está sentada en el sofá sin quitar ojo a los relojes mientras tararea sin parar cosas como "merece la pena esperar" y así. En la cocina, Ruvens y Manu encienden el horno para hacer pan y fríen patatas.

Llega Óscar y se acerca a la cocina cogiendo una bayeta para limpiar el aceite que ha salpicado. "Qué pena, con lo limpia que estaba la cocina", dice. Y hace las presentaciones a la bayeta: "Vanessa, cocina; cocina, Vanessa". Ruvens le pregunta:"¿has dicho Vanessa?". Óscar no se ha dado cuenta, le dice que tiene cierta dislesia y que a veces confunde letras y palabras. Esto (haber nombrado a Vanessa por confusión) les da pie a comentar que Vanessa no limpia y Óscar pregunta por Javi. "Javi sí limpia, limpia por los dos", asegura Ruvens.