El Mago Tomás ha dejado al jurado con la boca abierta. Tras adivinar la cifra pactada entre Paz y Eva, el joven ilusionista ha querido sorprender a Risto y Edurne. Así, se ha pintado en la mano dos cruces y, tras pedirle a Edurne que agitara una mano y cerrara la otra, la tinta ha desaparecido de su cuerpo pasando a formar parte del de Edurne. Su último truco se lo ha dedicado a Risto y ha conseguido emocionarle porque, cuando ha sacado de la baraja la carta en la que estaba pensando, llevaba escrita en la parte trasera el nombre de su hija: Roma.