La relación de Sofía y Albalá está inmersa en un bucle infinito. Él cree que ella le hace daño gratuitamente y que solo piensa en el premio final, ella está convencida de que a él solo le interesa el dinero y, cada vez que intentan un acercamiento, todo estalla de nuevo. La relación está prácticamente rota y Sofía ha asegurado en el confesionario no poder más: “Cada vez que da a entender que yo hago daño se me quitan las ganas de vivir”.