Isabel Pantoja acudió a la casa de Guadalix para reencontrarse con su hijo, el finalista Kiko Rivera. El momento fue de lo más emocionante y ambos no pudieron evitar llorar. La Pantoja no paró de abrazar a su hijo mientras le enseñaba la casa: “Cuánto te quiero, vida mía (…) Eres real, eres transparente”.