El Súper mandaba a Julio a la sala de expulsión y allí se encontraba con que María Jesús Ruiz era la salvada de la noche. Julio estallaba de alegría al verla y no parado de abrazarla. “No puedo sentirlo por Candela porque tú estás aquí”, le decía. “Escúchame una cosa, tu bienestar no depende de mí en la casa”, le advertía ella antes de entrar en la casa a caballito encima de él.