Prácticamente todos los amantes del vino sueñan con tener su propia bodega en la que contar con sus caldos favoritos y, por qué no, alguno de renombre o de una añada especial. Un deseo que no es nada fácil de conseguir, principalmente, por las dificultades que entraña encontrar un espacio que reúna las condiciones para ello. Otras veces, en cambio, el mayor problema radica en algo tan simple y tan complicado a la vez como dar el primer paso y empezar a diseñar el lugar donde irá la bodega y las características que debe reunir. Sea el caso que sea, te damos varias claves para hacer tu propia bodega personal.
Seguramente no todo el mundo puede contar con una galería subterránea o un espacio suficientemente amplio donde instalar una bodega. Aunque lo ideal sería un sitio oscuro, con una temperatura constante entre los 12º y los 15º y alejados de todo ruido, lo cierto es que hay otras opciones para sacar adelante este proyecto personal. Un trastero o un sótano son dos buenas localizaciones, pero incluso el hueco de debajo de la escalera o cualquier rincón de la casa podría valer, siempre y cuando haya cierta oscuridad y la temperatura no sea demasiado alta o sufra una gran amplitud térmica a lo largo del tiempo.
Una vez encontrado ese espacio oscuro, el siguiente espacio es controlar la temperatura. Para ello, si no existen los condicionantes naturales que lo hagan, lo ideal es comprar un armario una cámara que permita mantener los vinos en unas condiciones constantes de temperatura y humedad, que deberá oscilar entre el 75% y el 95%.
Antes de decidir de manera definitiva dónde se instalará la bodega hay que valorar dos conceptos que no siempre se tienen en cuenta como son el ruido y los olores. Aunque pueda parecer una cosa inocua para la correcta conservación y maduración de los vinos, la realidad es que el ruido, por sus vibraciones, puede afectar al estado de los caldos, por lo que en este aspecto es recomendable un lugar silencioso.
Además, otro condicionante a tener en cuenta son los olores y una correcta ventilación. A pesar de que el corcho aísla el vino del exterior, hay ciertos gases que pueden atravesarlo, por lo que conviene situar la bodega casera en un lugar bien ventilado, que permita la renovación del aire, y sin olores agresivos.
Por último, será el momento de colocar los vinos. Se deberán de poner en una estantería o botellero de manera horizontal, de tal forma que los corchos estén siempre húmedos. Si además se incluye algún tipo de marca u ordenación para hacer más fácil su identificación y clasificación, mejor.
Contar con una bodega en casa puede ser un reto y un deseo que no está al alcance de todos, pero con creatividad, determinación y pasión, el deseo se hará realidad. Y se celebrará con un buen vino de la colección personal, claro.
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