El mundo de la gastronomía está en constante evolución, y dentro de ese ritmo acelerado, el Club Macarfi ha logrado consolidarse como un referente en constante crecimiento y evolución de una década a esta parte. No se trata solo de un espacio para los amantes de la buena mesa, sino también un lugar de encuentro para aquellos que buscan experiencias exclusivas y compartir su pasión por la cocina.
Fundado por Manuel Carreras Fisas (Ma-Car-Fi), ex directivo del Fútbol Club Barcelona y del Círculo Ecuestre, el club nació de una idea clara: ofrecer a los verdaderos comensales, no solo a los críticos profesionales, la oportunidad de participar en la evaluación y recomendación de restaurantes, generando así una red de lugares en los que disfrutar de la gastronomía fuera un valor seguro, “una guía de uso diario”.
Así las cosas, Manuel, a los 61 años, vendió su empresa con un sueño en el horizonte: poner en marcha en España una guía que replicara la Guía Zagat, una de las más influyentes y conocidas en el mundo, especialmente en ciudades como Nueva York, donde echó a andar en 1979. Esta guía se distingue por ser elaborada a partir de las opiniones de comensales comunes, en lugar de críticos profesionales. Las reseñas se basan en encuestas a miles de clientes, quienes puntúan los restaurantes en varias categorías: comida, decoración y servicio, tal y como hacen también en Macarfi, que además incluyen siempre el precio (sin bebida).
La Guía Macarfi ha logrado adaptarse al entorno a lo largo de estos 10 años ofreciendo un enfoque diferente al de otras guías. Mientras que muchas reseñas en plataformas como Google o Tripadvisor pueden estar basadas en opiniones subjetivas, Macarfi ofrece un sistema más objetivo, basado en las experiencias de personas que frecuentan restaurantes regularmente.
“La guía se estructura a través de los directores gastronómicos de cada zona, que somos las personas contratadas en la guía para visitar los restaurantes y hacer una reseña de, como máximo, 100 palabras. Pero hay una segunda pata, que son los embajadores, que es gente fan de Macarfi, o cercana a nosotros, a la que recomendamos ir a un determinado sitio y subir una reseña. De este modo, tenemos muchas más opiniones sobre cómo puntuar de manera justa a los restaurantes”, explica Miguel Ángel López, uno de los directores gastronómicos.
“Los embajadores reciben regalos por su labor. A partir de cinco reseñas se les manda algún producto de los sponsors que tenemos. A partir de diez reseñas, otro. Hay gente que ha recibido hasta latas de caviar porque es muy activa. La comunidad Macarfi es posiblemente lo mejor que tiene esta guía, porque la hace fiable”, añade David Blay, otro de los directores y voz autorizada.
Hay una serie de requisitos que se deben cumplir sí o sí a la hora de visitar un restaurante. “Nunca nos identificamos como Macarfi y siempre pagamos. No queremos que haya un condicionamiento ni que nos den un trato especial. Solo cuando sale la guía, tenemos una relación con los restaurantes para entregar placas o hacer eventos. Algunos se enfadan por la puntuación, pero les explicamos que seguimos un criterio”, argumentan.
“A veces ocurre que restaurantes con estrellas o soles—que obviamente en Michelín y en Repsol están arriba— no tienen por qué ser los primeros del ranking en Macarfi”, apuntan ambos para después recalcar: “Una de las grandes diferencias de Club Macarfi respecto a otras guías o clubes gastronómicos es su carácter colaborativo. No se trata solo de un grupo selecto de críticos con acceso privilegiado a las cocinas más exclusivas. Aquí, los miembros son los protagonistas”.
Este enfoque permite que la guía sea más que un escaparate de restaurantes aspiracionales. Aunque las grandes mesas están presentes, también hay espacio para lugares más accesibles y sorprendentes. Un ejemplo que Blay menciona es La Farola: “Es un restaurante gastronómico en un pequeño pueblo de Castellón, donde el menú ronda los 45 euros, pero ofrece una experiencia culinaria excepcional”.
De hecho, en la guía hay espacio para pizzerías, hamburgueserías o kebabs, “aunque es difícil que lleguen a ser los mejor valorados, ya que la guía también premia la creatividad y diversidad en la cocina”. Sin embargo, sí están reseñados. Por ejemplo, en la guía “hay bares que destacan solo por tener unas lentejas fantásticas, aunque no tengan una puntuación tan alta”.
Con la consolidación de su presencia en España (este año se integran nuevas regiones como Andalucía y Cantabria), el horizonte internacional del Club Macarfi está preparado para continuar creciendo y ofreciendo lo mejor de la gastronomía a sus socios.
Tanto es así que el club sigue ampliando sus horizontes, y el próximo paso es la internacionalización. No en vano, ya está en marcha la expansión hacia República Dominicana, un mercado que ha experimentado un rápido crecimiento en la alta gastronomía.
Más allá de la guía, según David Blay, lo que hace realmente especial a Macarfi es su capacidad para organizar eventos que son difíciles de replicar por otras plataformas. Por ahí aparece el club, al que se accede con una suscripción anual de 250 euros que te ponen sobre la mesa desde cenas privadas con algunos de los chefs más renombrados de España hasta viajes gastronómicos que combinan la mejor comida con experiencias culturales exclusivas.
Las cenas a cuatro o seis manos, que reúnen a chefs de primera línea en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, son un buen ejemplo de ello. "Tenemos muy buena relación con los chefs y por eso tenemos la capacidad de organizar eventos espectaculares. Los vinos, además, los pone Macarfi gracias a nuestros sponsors", señala David. De este modo, los socios pueden disfrutar de platos y maridajes únicos en un entorno íntimo, algo difícil o imposible de encontrar fuera del club.
“Un ejemplo reciente de lo que ofrece el club es el viaje al Palacio del Marqués de Vargas, en el País Vasco, donde los socios no solo disfrutarán de una estancia de lujo, sino también de una comida exclusiva en Etxebarri, uno de los restaurantes más codiciados de España”, comenta Miguel Ángel López.
Este tipo de experiencias ofrecen, además de una gastronomía de primer nivel, la oportunidad de crear conexiones tanto personales como profesionales entre los miembros del club. "Estar en grupo, compartir una buena comida y tener conversaciones interesantes es una de las partes más valiosas del Club Macarfi", destaca Blay. La exclusividad no se mide solo por el nivel del restaurante, sino por el tipo de relaciones que se forman entre quienes comparten una mesa.
Otro de los pilares del Club Macarfi es su ecommerce, una plataforma de venta de productos gourmet seleccionados cuidadosamente. "No queremos ser como El Corte Inglés Gourmet", aclara David Blay, haciendo referencia a su objetivo de trabajar con pequeños proveedores que ofrecen productos de calidad y difíciles de encontrar. Gracias a este ecommerce, personas que viven fuera de los grandes núcleos urbanos tienen acceso a productos que, de otra manera, no llegarían a sus mesas.
Este aspecto del club refuerza la idea de democratización que Macarfi persigue en todos sus frentes. Aunque los restaurantes más exclusivos siguen siendo una parte importante, también hay espacio para aquellos lugares que ellos llaman 'Joyas por descubrir', donde se puede disfrutar de una excelente comida sin gastar una fortuna. Y eso se refleja en la guía, que incluye desde bares donde unas lentejas son el plato estrella hasta restaurantes con estrellas Michelin.
En definitiva, para aquellos que buscan algo más que una comida, para los que valoran el buen comer y beber en compañía de personas con los mismos intereses, el Club Macarfi es una puerta de entrada a un universo gastronómico que no deja de crecer.
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