Introducir a un bebé a la alimentación complementaria es un momento emocionante y lleno de dudas para muchas familias. Desde decidir cuál será el primer alimento hasta escoger el método de alimentación, cada decisión tiene un impacto importante en la relación que el niño establecerá con la comida a lo largo de su vida. En este contexto, el primer puré ocupa un lugar especial, no solo como el primer paso hacia una dieta variada, sino también como una herramienta para garantizar un primer paso nutritivo y satisfactorio.
Antes de hablar del puré en sí, es importante entender el concepto del Baby-Led Weaning (BLW), un método de alimentación dirigido por el bebé. Como explica Melisa Gómez, dietista-nutricionista y coautora de 'Con 2 dientes y a bocados': “Es una manera de alimentarse donde el bebé es el protagonista y tiene una función activa. A diferencia de los triturados, en los que el adulto marca el ritmo, el BLW permite al bebé explorar sabores, texturas y cantidades por sí mismo”.
El BLW tiene numerosos beneficios respaldados por estudios: fomenta la autorregulación del apetito, facilita la transición hacia alimentos sólidos y promueve una dieta variada desde el inicio. Sin embargo, también plantea retos, como garantizar un adecuado aporte de hierro y evitar el riesgo de atragantamientos, que pueden mitigarse con una buena preparación de los alimentos.
Aunque el enfoque BLW fomenta la introducción directa de alimentos sólidos, son muchas las familias optan por comenzar con purés antes de avanzar hacia texturas más complejas. Según Gómez, “no hay un alimento específico que deba ser el primero, pero es recomendable incluir opciones de alta densidad nutricional y bajo potencial alérgico, como patata, calabaza o pollo”.
Una opción clásica para un primer puré podría ser una combinación de:
Gómez enfatiza que la combinación debe ser simple y estar adaptada a las necesidades del bebé. “Lo importante es que los ingredientes sean frescos y cocidos hasta alcanzar una textura adecuada, sin sal ni tampoco azúcar”, afirma.
Juan Llorca, chef con amplia experiencia en alimentación infantil y coautor del libro, comparte su visión sobre el primer puré: “Aunque prefiero que los niños empiecen directamente con sólidos, entiendo que muchas familias opten por los purés al principio. Mi consejo es usar ingredientes versátiles y nutritivos como las legumbres, el pescado azul o las verduras de temporada”.
Algunas de sus recetas favoritas para bebés incluyen:
Al introducir el primer puré, es fácil cometer algunos errores que pueden dificultar la transición hacia la alimentación complementaria:
La alimentación complementaria no solo satisface las necesidades nutricionales del bebé, sino que también establece los cimientos de una relación saludable con la comida. Como se menciona en el libro “Con 2 dientes y a bocados”, compartir la mesa familiar y ofrecer una variedad de alimentos desde el principio fomenta buenos hábitos alimenticios y fortalece los lazos familiares.
“El momento de la comida es también una oportunidad para conectar, comunicarse y crear recuerdos”, concluye Gómez. Por ello, tanto ella como Llorca alientan a las familias a abordar este proceso con calma, creatividad y confianza en sus decisiones.
El primer puré es mucho más que una comida: es el inicio de un viaje gastronómico para el bebé. Con un enfoque basado en la variedad, la simplicidad y el respeto por los ritmos individuales, las familias pueden sentar las bases para una alimentación equilibrada y disfrutable.
Ya sea optemos por un puré clásico de patata y calabaza o nos queramos inspirar en las recetas creativas de “Con 2 dientes y a bocados”, lo más importante es que este momento sea vivido con amor, paciencia y entusiasmo. Al fin y al cabo, el propósito es cultivar no solo un paladar curioso, sino también una relación sana y feliz con la comida.
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