La receta de croquetas sin bechamel del chef Enrique Sánchez

  • Una receta cremosa y llena de sabor que conseguirá que los aperitivos sean todo un éxito

  • Crujientes por fuera y tiernas por dentro, con menos grasa porque no llevan leche ni mantequilla

  • El rebozado y la fritura son dos de los grandes secretos de este plato

Las mejores croquetas son siempre las de las abuelas, las hechas en casa con mucho cariño. Son todo un manjar que sabe rica a cualquier hora del día, de aperitivo, como entrante en una comida o incluso para terminar el día en una cena. Además, las croquetas son una receta perfecta para innovar y conseguir sabores originales con ingredientes sencillos y muy básicos. 

Las croquetas se pueden preparar de carne, pescado o marisco, queso, verduras, huevo... en los últimos tiempos también se puede encontrar de sabores originales como chipirones en su tinta o dulces con chocolate blanco no hay ingrediente que se resista a histórica preparación.

Las recetas más originales llevan todas bechamel, pero las hay también sin ella, una versión muy esperada por muchos intolerantes a la lactosa. Las croquetas son un lienzo en blanco para la creatividad culinaria, eso piensa el cocinero Enrique Sánchez quien ha desarrollado una receta de croquetas sin bechamel que va a ser la protagonista de muchos aperitivos. Una elaboración cremosa y llena de sabor que combina atún, queso y piquillos, junto con el toque fresco del perejil y el orégano.

Receta croquetas sin bechamel

Ingredientes

  • 3 latas de atún en aceite
  • 6 quesitos en porciones
  • 1 cucharada de queso crema
  • 4 pimientos del piquillo
  • Orégano fresco al gusto
  • Perejil fresco al gusto
  • Harina para el rebozado
  • 1 huevo
  • Pan rallado para empanar
  • Aceite de oliva virgen extra para freír
  • Sal y pimienta al gusto

Receta paso a paso

  1. En un cuenco, pon el atún bien escurrido y desmenuzado, los quesitos cortados, el queso crema, los piquillos bien secos por dentro y por fuera y picados menuditos, el perejil y el orégano. Remueve bien con un tenedor hasta obtener una pasta homogénea.
  2. Con la ayuda de dos cucharas, da forma de croquetas a la mezcla y colócalas sobre una bandeja, ponlas separadas y déjalas un par de horas en la nevera para que se endurezcan un poco.
  3. Enharina con cuidado las croquetas y luego pásalas por huevo batido y pan rallado. Para un empanado más crujiente, pasa las croquetas nuevamente por huevo batido y pan rallado. Guarda las croquetas unos 10 minutos en el frigorífico, sin cubrir, para que cojan cuerpo.
  4. Fríe las croquetas en aceite caliente hasta que doren y aparta sobre papel absorbente para que escurran el exceso de aceite. Sírvelas inmediatamente.

El rebozado tiene su secreto

El rebozado es uno de los pasos más importantes y significativos de cualquier croqueta junto a fritura ya que tienen su efecto directo en la textura final. Una doble capa de harina, huevo batido y pan rallado garantiza ese exterior crujiente que todos amamos. Además, presiona suavemente cada croqueta en la mano antes de empanarla para asegurarte de que mantenga su forma durante la fritura.

Para hacer una croqueta perfecta debemos tener en cuenta la fritura, ya que es el momento en que las croquetas alcanzan su máximo potencial. Asegúrate de que el aceite esté caliente pero no humeante, alrededor de 170-180°C (340-360°F), para evitar que las croquetas absorban demasiada grasa. Fríelas en lotes pequeños para mantener la temperatura del aceite constante y girándolas ocasionalmente para asegurar una cocción uniforme y un dorado perfecto.

Después de freír las croquetas, colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Este paso crucial no solo las hace más saludables, sino que también ayuda a mantener su textura crujiente.

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