El aceite de siempre: cinco beneficios del oro líquido para tu salud

Por su nobleza, su característico brillo dorado y su ductilidad, el aceite de oliva virgen extra es nuestro oro líquido, el producto más valorado y codiciado en la alimentación humana. Es el gran conductor de la salud y el ingrediente estrella de nuestra dieta mediterránea. Ningún otro alimento consigue lo que el aceite de oliva y desde 1840, de generación en generación, La Española lo ha llevado a los hogares con su emblemática imagen, una mujer que representa nuestra esencia y la apuesta de la familia Luca de Tena por la calidad y por eso que siempre ha funcionado. 

Además de su versatilidad gastronómica para aderezar, saltear, freír o confitar, la comunidad científica ha ido confirmando los beneficios de añadir más aceite de oliva a la dieta. 

Es una alternativa deliciosa para el paladar frente a otras grasas y también la más provechosa para nuestra salud. La composición química del aceite de oliva extra virgen se compone principalmente de triglicéridos, ácidos grasos insaturados como ácido oleico, ácido linoleico y el α-linolénico. También se destacan compuestos fenólicos de tres clases químicas. Todo esto significa que es una fuente inagotable de salud. Nos protege de enfermedades crónicas, ciertos tipos de cáncer, cardiopatías y enfermedades neurodegenerativas. 

Otros aceites de semillas poliinsaturadas a los que se recurre, como los de girasol, maíz y soja, están sujetos a un mayor índice de reacciones químicas que degradan su calidad en comparación con el aceite de oliva virgen extra. 

El aceite de oliva virgen extra es una fuente de antioxidantes, como los fenoles y la vitamina E, que protegen las células del cuerpo del daño causado por los radicales libres y contribuyen a reducir el estrés oxidativo en el organismo. Estos potentes antioxidantes tienen también propiedades antiinflamatorias que ayudan a prevenir y combatir las cardiopatías y las enfermedades crónicas. Un claro ejemplo es la diabetes. Más de una docena de ensayos han documentado la capacidad del aceite para bajar la glucosa en sangre y reducir el daño a las células del páncreas productoras de insulina. 

Una cucharadita de aceite de oliva virgen extra en el plato favorece la absorción de nutrientes liposolubles, como las vitaminas A, D, E y K, esenciales para una buena salud. Añadiendo esa pequeña cantidad nos aseguramos de que estamos aprovechando al máximo el potencial nutricional de nuestra dieta mediterránea. 

Diferentes estudios han certificado que en las mujeres que consumen aceite de oliva virgen extra en su dieta mediterránea se registran índices más bajos de cáncer de mama. Este beneficio preventivo es extensible a otros cánceres. Los compuestos fenólicos bloquean, inhiben, revierten o retrasan el proceso carcinogénico. Existe, sobre todo, evidencia en cáncer de colon, colorrectal, próstata y de piel. 

Frente a otros alimentos saludables sin demasiado disfrute para el paladar, el aceite de oliva virgen extra tiene buen sabor y aporta al cocinero una excelente manera de aliñar y cocinar todo tipo de platos. Lejos de ser un simple condimento, goza de un sabor propio que es inequívoco. En La Española puedes descubrir su amplia variedad de matices, color y olor, tanto para usar en crudo como para cocinar. En todas sus botellas, esa imagen femenina, garantía de una cuidada selección de la aceituna y el máximo respeto al medio ambiente. La etiqueta virgen extra de La Española certifica que esos fenoles protectores de nuestras células y con propiedades antimicrobianas se mantienen intactos. 

En los hogares donde el aceite de oliva virgen extra acompaña a la dieta mediterránea, se vive más y de forma mucho más saludable.