La historia de los utensilios de mesa tan interesante, como compleja, y el tenedor, en particular, tiene un origen que parece estar generando cierto debate. Se debe a la aparición de ciertas voces que afirman que fueron los habitantes de la península ibérica los primeros en usar este utensilio. Es cierto que esta región ha sido históricamente un crisol de culturas, por lo que se puede llegar a plantear la posibilidad de un temprano uso y adaptación de este utensilio, pero conviene fijarse en el detalle.
El tenedor, como utensilio de mesa, tiene sus raíces en la antigua Roma y Bizancio. En Roma, se utilizaban herramientas de dos o tres puntas para cocinar y servir alimentos que se dieron en llamar brocas, pero el uso de este utensilio, que a la postre se convertiría en ell tenedor, como utensilio de mesa personal era poco común. Los romanos preferían comer con las manos y utilizar primero cuchillos -con cada comensal llevando el suyo de casa, porque además hacía las veces de arma- y cucharas después.
La verdadera popularización del tenedor en Europa se atribuye a Bizancio. En el siglo XI, la princesa bizantina Teodora Doukaina lo introdujo en Venecia al casarse con un noble veneciano, generando un gran revuelo entre la nobleza europea, que veía el uso del tenedor como un símbolo de lujo y decadencia.
Durante la Edad Media, el uso del tenedor se extendió lentamente por Europa, pero fue rechazado por la Iglesia y la sociedad en general debido a su asociación con la vanidad. No fue hasta el Renacimiento que el tenedor empezó a ganar aceptación popular generalizada, especialmente en Italia y Francia, y luego también en España y Portugal. Las cortes reales y la aristocracia adoptaron el tenedor como símbolo de refinamiento y etiqueta, lo que ayudó a consolidar su uso en las mesas europeas.
Los habitantes originales de la península ibérica, conocidos como los iberos, vivieron a lo largo de la costa mediterránea y en el sur y centro de la península durante gran parte del primer milenio a.C. Este grupo era una amalgama de diferentes tribus y culturas, cada una con sus propias costumbres y estilos de vida. La sociedad ibérica era rica y diversa, y se caracterizaba por su producción de cerámica y su estructura social jerarquizada. Sin embargo, no hay registros específicos que sugieran que los iberos utilizaran el tenedor como parte de su cultura culinaria.
La llegada de los fenicios, griegos y cartagineses a la península ibérica también trajo consigo una variedad de influencias culturales y tecnológicas. Los fenicios, en particular, establecieron colonias y trajeron consigo sus propias costumbres, que pudieron haber influido en la evolución de las prácticas culinarias en la región. Hay registros que dan pie a la duda, como lo contenido en el tercer de los cuatro volúmenes de ‘Lo Cristiano’ del clérigo catalán Francesc Eiximenis. En dicho libro esta el manual de Cómo usar bien los instrumentos al beber y comer en el que hay quien ve implícita la explicación de uso del tenedor o broca. Sin embargo, no se trata de algo que se base en sólidas pruebas o haya sido confirmado por otras fuentes.
La península ibérica ha sido históricamente un lugar de convergencia cultural, donde diversas civilizaciones dejaron su huella. Desde los íberos hasta los romanos, visigodos, musulmanes y cristianos, cada uno aportó elementos a la cultura y la gastronomía de la región. La expansión del Imperio Romano y la posterior ocupación musulmana influyeron en las costumbres culinarias de la península. Sin embargo, la adopción del tenedor en España y Portugal parece seguir el mismo patrón que en el resto de Europa, llegando más tarde a través de la influencia de Italia y Francia.
La gastronomía española es conocida por su diversidad y por la mezcla de influencias que ha recibido a lo largo de los siglos. Desde los sofisticados banquetes romanos hasta las refinadas técnicas culinarias musulmanas, la península ibérica siempre ha sido un centro de innovación culinaria. A pesar de esto, no existen registros históricos que indiquen un uso temprano del tenedor por parte de los habitantes de la península antes de su popularización en otros lugares de Europa.
Si bien la península ibérica ha sido un importante crisol de culturas y un centro de intercambio cultural a lo largo de la historia, la evidencia disponible no sugiere que sus habitantes fueran los primeros en utilizar el tenedor como utensilio de mesa. El tenedor, tal como lo conocemos hoy, tiene una historia más vinculada a la antigua Roma y Bizancio y se popularizó en Europa a través de Italia y Francia en la Edad Media y el Renacimiento. La influencia cultural de la península ibérica en la gastronomía europea es innegable, pero en lo que respecta al uso del tenedor, parece haber seguido las tendencias europeas de la época.
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