Aunque el invierno da sus últimos coletazos antes de dar paso a la primavera, aún han de pasar unas cuantas semanas para que el tiempo mejore sustancialmente y la época de resfriados sea cosa del pasado. Y es que precisamente en esta época en la que los días comienzan a tener más horas de sol, pero el ambiente sigue siendo fresco, es cuando más fácil es resfriarse. Al mínimo descuido, nos vemos estornudando y con las narices taponadas de mocos. Un malestar que si bien es más o menos llevadero no deja de ser una enfermedad que hemos de prevenir y combatir.

Una de las mejores formas de prevenir cualquier enfermedad es a través del cuidado de uno mismo y en especial, de la alimentación. En el caso que nos atañe en este artículo, está ampliamente probado que hay unos alimentos que ayudan a evitar los resfriados y otros que, por el contrario, contribuyen a la formación de mocos.

El tradicional dicho de que en invierno hay que comer muchas naranjas tiene base científica, ya que estos cítricos son ricos en vitamina C. La mandarina contiene betacarotenos y los limones son un remedio natural para el dolor de garganta. 

Eso sí, las reinas de la vitamina C bien podrían ser las verduras de hoja oscura, es decir, las espinacas, los brócolis o las coles de Bruselas son más ricas en esta vitamina que las naranjas. De la misma manera que el kiwi, una fruta famosa por su fibra, pero que contiene muchísima de esta vitamina. Unos y otros son, sin duda, unos alimentos muy recomendables para prevenir los resfriados. 

Otros productos que son muy beneficios para prevenir y tratar los típicos catarros de este tiempo son los yogures, por su gran cantidad de probióticos, la miel, por su efecto antitusivo, o la cebolla, por su capacidad para eliminar la mucosidad.

Por el contrario hay una serie de alimentos que se deben evitar cuando se está resfriado. Además de los ultraprocesados, la comida rápida y los azúcares hay otros productos que podrían no parecer sospechosos, pero que tampoco ayudan a mejorar el asunto.

Uno de ellos es el pan, que aumenta la producción de mocos. A pesar de ser un habitual en la dieta de muchas personas, está demostrado que fomenta la mucosidad. Algo que también sucede con la leche. De hecho hay estudios que relacionan el consumo de leche con el aumento del número de resfriados. Siguiendo con esta lista podríamos mencionar un sinfín de productos que consumimos de manera más o menos habitual y que no solo no previenen los resfriados sino que son gasolina para ellos. Los refrescos, la comida rápida, los huevos o el maíz, también están en esta lista.

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