Málaga, la mirada y el mar

En Málaga la mirada es la primera pincelada para llenarse de toda su luz y de su gastronomía
Un recorrido por restaurantes como el de José Carlos García, La Cosmo, Kaleja o Tragatá
Todo acompañado de los mejores vinos
En Málaga la mirada es la primera pincelada para llenarse de toda su luz. Es el goce de mirar. Nos recibe (es febrero) con un clima magnífico y un mar estupendo que le dan un aire de ciudad disfrutona y alegre. Caminando por el paseo marítimo, con el “mar azul, ahí delante”, que decía Jorge Guilén, en dirección al restaurante de José Carlos García, se alza en su proa La Farola, emblema de la ciudad, erguida ahí, exhibiendo presumida su edad de casi dos centenas. “Ante un horizonte ancho, largo y sin volumen”, insisto con Guillén. El mejor rótulo de Málaga desde el mar. Mientras, caminamos afables y tranquilos, acariciados por una brisa marina que trae aromas de yodo, de suave humedad salina.
El Restaurante de José Carlos García (1 estrella Michelin, 2 soles Repsol), es un espacio diáfano, amplio, elegante, luminoso, de líneas limpias, con diferentes ambientes externos e internos por donde se cuela toda la luz del Mediterráneo; la vista del puerto le aporta confort y bienestar.
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El menú está hecho con productos de estación y proximidad, provenientes de productores artesanos. Arranca con un curioso polvorón de pipas de girasol para ir viajando por boquerones, vieira, quisquillas cigalas, gazpachuelo, coliflor, zurrapa, cerdito de chorizo y un final con ternera al vino tinto y apio bola. Los postres son también de una frescura encomiable: plátano-lima albahaca; calabaza y oliva. Un menú apoyado en el buen gusto, en la enorme experiencia de este cocinero inteligente y bien formado que no renuncia a ninguno de sus aprendizajes. José Carlos expresa en su cocina un discurso directo, sin artificios, aunque muy elaborado, muy bien integrado en la alta cocina. Es un extraordinario embajador de la gastronomía de vanguardia andaluza. Disfrutamos de una larga sobremesa y salen a la conversación los amigos cercanos: Pepe y Viviana, que nos acompañarán a lo largo del fin de semana. Pilar y Ángel, que sin estar están.

Para beber nos han acompañado Laurent Perrier La Cuvée Brut y un tinto, Pinot Noir 2023 de Cortijo de los Aguilares, un vino muy premiado, con una producción muy limitada (8.000 botellas) y que refleja muy bien su procedencia, de estas tierras en las que se forja una hermosa alianza de altitud y suavidad mediterránea.
Esta vista de mar apacible y tranquilo, de una tarde que avanza de forma pausada, me recuerda a unas palabras del escritor Agustín Fernández Mallo: “…lo sagrado no se extingue, cambia de forma”.

Una exposición de Versace y cena en La Cosmo
“Málaga es una rosa de los vientos de la cultura”, dice Guillermo Busutil. Cierto: tiene un festival de cine muy reputado, un festival de teatro muy consolidado, una cinemateca única y una alineación de museos envidiable: Museo Picasso, Centro Pompidou, Museo Thyssen, CAC o el Museo de Málaga…
Una llamada en días previos a Salomón Castiel nos convoca a una exposición recién inaugurada, “Gianni Versace Retrospective”, en la que se pueden ver cosas que nunca se habían visto: más de 500 piezas originales, fotografías, tejidos, dibujos, diseños… La exposición repasa las diferentes estancias del modista desde su Italia natal a sus viajes y sus estancias en Nueva York o Miami. Elton John, Madonna, Prince, Bon Jovi, Don Johnson, Elisabeth Hurtley son algunas de las figuras mundiales que se vistieron con sus creaciones. En la muestra hay cosas nunca antes mostradas al público. Se puede ver en el Centro Cultural Fundación Unicaja hasta el próximo 30 de junio.
Se unen al paseo, antes de irnos a cenar, Viviana y Pepe, que se conocen todos los lugares de esta ciudad. Lo iniciamos por la Plaza de la Merced, en donde nació Picasso y que alberga la Casa Museo del pintor. Dice la historia que los Reyes Católicos entraron por aquí para culminar la conquista de Málaga en 1487. En esta plaza está uno de los monumentos civiles más importantes de la ciudad, en memoria del general José María Torrijos, líder de aquellos héroes románticos que se rebelaron frente al impresentable de Fernando VII. “Antes morir que consentir tiranos”, reza en la dedicatoria de su pedestal.
Cruzamos la calle de Fernando Lesseps, el ingeniero que construyó el Canal de Suez y constituyó la Compañía del Canal de Panamá. Este ingeniero y diplomático francés, vivió algún tiempo en Churriana y fue declarado hijo predilecto de la provincia de Málaga, de ahí la calle en su nombre.
La Alcazaba, desde sus jardines, nos ofrece una espléndida vista de la bahía y la noche nos recuerda la hora de cenar, de acudir a la reserva que tenemos hecha en La Cosmo, el último de los negocios de Dani Carnero.
El local se enseña muy concurrido, con un ambiente muy animado. La atención es espléndida desde el inicio y en el recorrido gastronómico van viniendo por orden de aparición: gildas, erizos, una sabrosísima ensaladilla de merluza, puerros a la carbonara, calamar a la candela y lo más sorprendente: alitas de pollo deshuesadas con teriyaki andaluz. Sabor y disfrute, platos que se presentan sin ambages, productos de calidad poco tocados. Los acompañamos con un fino de la Inglesa, de la bodega de los Doblas en Montilla-Moriles y Lindes de Remelluri de Telmo Rodríguez. La Cosmo quiere y consigue recuperar una cocina de memoria, platos en los que el comensal recupera sabores y se puede sentir como en casa.
Flâneurs por un día y comida en Kaleja
El día amanece luminoso y cálido, enseña primaveras anticipadas. Nos disponemos, de nuevo, de la mano de Viviana y Pepe a recorrer la ciudad. Hay en Málaga un permanente diálogo entre el pasado y el presente, en sus edificios, sus calles, sus monumentos. Deambulamos como flâneurs, “ese oficio que se está perdiendo” (de nuevo Busutil) y vamos desde la impresionante fachada de la Iglesia de San Juan, uno de los cuatro templos que los Reyes Católicos construyeron tras la conquista de Málaga, a la majestuosidad de la Catedral, ('La manquita', llamada así cariñosamente por estar inacabada) una de las joyas renacentistas de Andalucía. “Nacida de la pura geometría”, como la escribió Gerardo Diego en su poema.
En la hora del aperitivo toca acercarse al Mercado de Atarazanas, del S.XIX, de construcción inspirada en el Mercado de Les Halles de París. Restaurado hace unos quince años, el espacio es un resumen perfecto de la riqueza culinaria malagueña, un disfrute para la vista: pescaderías, carnicerías, puestos de frutas y hortalizas. Dan ganas de probarlo todo.
Los locales gastronómicos del mercado están a rebosar y tras intentarlo en algunos de ellos, desistimos y recalamos en la Antigua Casa del Guardia, el paraíso de los vinos dulces de la provincia. Pedimos algo clásico: un vermut y unas aceitunas y nos encaminamos a comer. “Ciudad o mar, el aire que la envuelve, la luz que la confirma y el sol que le da vida”, escribió en su poema 'Ciudad perdida', José Infante.
Dani Carnero es un cocinero ingenioso, que despliega abundante conocimiento y que mantiene un discurso que comienza y termina en su mantra: “guisa que te guisa, María Luisa”. En Kaleja (1 estrella Michelin, 2 soles Repsol), el enunciado de su menú es toda una declaración de intenciones: “Cocinamos la memoria”. Así define su propuesta. Dani sube a la cocina de siempre a un tacón alto, estilizado, elegante. Erizos, quisquillas, zurrapas de cabeza de pescado y lubina con muselina de limón marroquí se abrazan con la molleja a la brasa y los maimones 'all i pebre' de anguila, el arroz con caracoles y el guiso de pularda. Un perímetro perfecto. Y en los postres un momento cumbre: suso relleno de crema. Sabores diversos, gustosos, para disfrutar ampliamente.
Para la bebida una consistente alineación: Chartogne-Taillet Cuvée Sainte Anne, un champán redondo y goloso; Vidonia 2021 de Suertes del Marqués, listán blanco que elabora Jonathan García en el Paraje las Suertes (Tenerife): elegancia, finura y profundidad, uno de los vinos que nunca deja de sorprenderme. Supersónico 2021, es una garnacha que Fernando Mora elabora a más de 1.000 metros de altitud, una maravilla si eres devoto de esta variedad. Lo soy. Finca Los Locos 2022 de Bodegas Artuke: el abuelo de Kike y Arturo compró esta finca en los años 50 y le tacharon de loco por tal atrevimiento (de ahí el nombre del vino), el vino es expresivo, frutal, fácil de disfrutar.
Como en el poema de Cernuda: “Mirábamos nuestra dicha sin creerla”.
La tarde nos conduce por el gran escenario de la ciudad, el Teatro Cervantes, que data del siglo XIX. Es quien acoge gran parte de la oferta cultural de la ciudad: la temporada lírica de otoño, el Festival de Teatro, el Internacional de Jazz, el de Música de Cámara y es sede de la Filarmónica.
La luz iba derramándose sobre nosotros en la plaza de la Constitución, antigua plaza Mayor, y que se llamó así desde 1.812 en honor Constitución de la Pepa y después de cambiar varias veces de nombre recaló en este mismo, en los recientes tiempos de la democracia. Continuamos por la Calle Larios, principal arteria comercial de la ciudad, flanqueada por elegantes edificios conebidos por Eduardo Strachan, impulsor de la revolución industrial de Málaga. Una de las vías comerciales más deseadas de Europa y que finaliza con la intersección de la Alameda en donde aparece el conjunto escultórico de Mariano Benlliure en honor del Marqués de Larios.
La cena está comprometida en Tragatá, la apuesta de Benito Gómez que llegó el pasado verano desde Ronda a la capital. Una propuesta desenfadada y atrevida, con platos que no han parado de conseguir premios en todos los certámenes nacionales en los que han participado. Instalado en un local espacioso y moderno, con mesas altas y bajas en pleno centro, alojado en los bajos de uno de los hoteles más lustrosos de la ciudad.

A nuestra mesa empiezan a acudir gildas de bacalao, las laureadas croquetas de jamón, su ensalzada ensaladilla, tomate raff con ventresca, alcachofas, tortilla y un brioche espectacular con chorizo y huevo. Una cocina hecha con alma y cariño.
La bodega, organizada por Marcos Trujillo, esconde cosas inesperadas como las dos últimas botellas de Capitán Xurelo 2020 de Bodegas Albamar que asaltamos para culminar la cena. Un vino de perfil rústico que rebosa mineralidad, y deja toques salinos y terrosos provenientes de sus viñedos orillados al mar de Cambados. Un año en barrica de roble francés y producción de 2.000 botellas.
Nos despedimos de nuestros amigos Viviana y Pepe, nos emplazamos para futuras andanzas por tierras de Tarifa. Telefoneamos a Pilar y Ángel para testimoniarles nuestro cariño y recuerdo, y también con ellos nos emplazamos para futuros inmediatos en Marbella.
Es ya domingo y toca regresar a Madrid, en el tren de vuelta, mientras ordeno apuntes pienso que Málaga nos ha regalado un hermoso fin de semana, en el que como lo decía el maestro de periodistas, Manuel Alcántara: “fuimos lo que estuvimos siendo”.
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