En los últimos años las personas que siguen una dieta vegana o vegetariana han ido a más, tanto que incluso han surgido restaurantes o cafeterías que basan su carta exclusivamente en este tipo de alimentación, al igual que otros muchos establecimientos se han adaptado para tener opciones en sus menús. La elección de seguir una dieta vegana o vegetariana puede venir por muchos motivos, pero cuando estas se plantean en niños o adolescentes no queda claro si es lo óptimo en edades en las que el organismo está en pleno desarrollo.
Este es uno de los aspectos que trata la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós junto a la doctora en Biología Victoria Revilla Sánchez en el libro ‘Dime qué come y te diré cómo se porta’ (Planeta), donde las expertas hacen un análisis sobre las principales cuestiones de la nutrición infantil, a la que hay que prestar más atención de la que en ocasiones tiene.
Seguir una dieta vegetariana o vegana siendo niños no es lo más recomendable porque va a haber muchos nutrientes que el organismo no va a adquirir porque no están presentes en los vegetales, creando así un déficit de ellos en un organismo que está en pleno crecimiento y desarrollo, siendo necesaria una suplementación a la alimentación.
Por eso María Luisa Ferrerós sostiene que no es recomendable optar por estas dietas en los niños, otra cosa son los adultos, que saben qué consecuencias puede tener seguir está alimentación y tienen una mayor conciencia sobre qué suplementos necesita su organismo. “Científicamente no se puede recomendar porque no hay niños que hayas tenido toda una infancia o adolescencia siendo veganos y qué repercusiones ha tenido en su vida adulta. Como no lo sabemos, no lo podemos recomendar”, subraya la psicóloga infantil.
Con el déficit de determinados nutrientes hay que tener especial cuidado durante la niñez, como puede ser con el calcio, esencial para el crecimiento óseo, ya que la falta de este mineral puede desencadenar problemas a nivel físico, pero también en el comportamiento. Y al igual que ocurre esto con el calcio, también pasa con otros nutrientes que, si faltan durante la etapa de crecimiento infantil, puede tener repercusiones en el futuro.
Por ejemplo, el yodo es esencial en las primeras etapas de la vida, y se encuentra especialmente en los pescados y en la sal, convirtiéndose en un indispensable en los comedores escolares porque su déficit puede desencadenar problemas de tiroides de adulto.
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