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Comer un buen jamón siempre es un placer. Y ya no solo para nuestro paladar, sino que si sabemos elegir nos va a aportar grandes beneficios para nuestro organismo, ofreciéndonos desde minerales, como el calcio o el fósforo, hasta vitaminas de los grupos B y E. Además, el jamón de bellota tiene un alto contenido en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, siendo capaz de reducir los niveles de ansiedad o de estrés. Pero más allá de los beneficios, hay quien no sabe diferenciar muy bien si un jamón es serrano o de bellota si no se lo indica en la etiqueta. ¿En qué hay que fijarse para que no te den gato por liebre?
El jamón serrano y el jamón de bellota tienen grandes diferencias. Por una parte, el serrano “se elabora a partir de cerdos de diversas razas, criados en diferentes regiones de España”, expone Antonio Caballero, responsable de Ventas en Dehesa de Las Cumbres. Mientras tanto, el ibérico de bellota proviene de cerdos exclusivamente ibéricos, “una raza autóctona de la península ibérica”, subraya.
“Para que un jamón pueda adquirir la denominación de ibérico la legislación española exige el cumplimiento estricto de la Norma del Ibérico, en la que se determinan las purezas raciales, el tiempo de crianza, de curación, el peso de las piezas y el tipo de alimentación”, explica el experto sobre esta normativa, de gran exigencia.
Pero entonces, ¿cómo se pueden diferenciar los dos tipos de jamón para saber si lo que vamos a comprar es serrano o ibérico de bellota? En este caso Caballero da tres claves imprescindibles para saber reconocer uno u otro.
Alimentación y proceso de curación
El jamón de bellota se distingue por provenir de cerdos ibéricos alimentados exclusivamente con los recursos naturales que proporciona la dehesa, principalmente de bellotas y hierbas naturales. Esto, junto con el proceso de curación, que es más prolongado que el del jamón serrano, influye en su textura y sabor.
Características visuales
El jamón de bellota presenta características visuales muy distintivas del jamón serrano, desde su presencia exterior, como es su figura estilizada y de caña fina, como con la presencia interior de sus carnes, con apariencia marmolea por su infiltración y veteado sobre un magro de color rojizo-granate de brillos intensos por la sudoración de los altos oleicos.
Sabor y jugosidad
La carne curada de este alimento es más jugosa, esto también se puede ver a la hora de adquirir el producto, en consecuencia, es una carne más sabrosa.
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