Dormimos poco y mal. Uno de cada cuatro adultos cree que no descansa bien, ya sea porque tiene pocas horas de sueño, porque le cuesta caer en los brazos de Morfeo o porque a pesar de dormir lo suficiente se sigue sintiendo cansado. Los motivos de este problema cada vez más generalizado en la sociedad son varios. Desde malos hábitos al consumo de ciertas sustancias, pasando por la falta de conciliación, el estrés o el uso excesivo de pantallas.

Una de las razones para un pobre descanso nocturno puede estar en lo que cenamos. No todos los alimentos nos afectan a todos por igual, pero algunos nos ayudan a descansar mejor que otros. Ciertamente, una dieta mediterránea favorecerá el descanso gracias a su alto contenido en proteínas y grasas saludables, aunque no siempre nos ceñimos a ella. ¿Qué alimentos deberíamos evitar en la cena para dormir mejor? Esa es la cuestión que el nutricionista Aitor Sánchez resuelve en una nueva entrega de ‘¿En qué quedamos? Por Mi dieta cojea’.

Lo primero que habría que limitar es el consumo de quesos o platos con mucho queso. Nos habrá pasado en más de una cena de fútbol y pizzas que una o dos horas después tenemos una sed increíble. Eso nos pasa porque el queso tiene una gran cantidad de sal, y los platos que tienen una gran cantidad de este ingrediente se asocian a un peor descanso y recuperación.

También conviene tener cuidado con las bebidas que contengan cafeína, como el café, el té, los refrescos de cola y las bebidas energéticas. Aunque la tolerancia a la cafeína de cada uno es muy variable, siempre puede tener una incidencia en el nivel de descanso nocturno. Lo recomendable es no tomar bebidas estimulantes a partir de las 16 o las 17 de la tarde, o incluso antes si somos muy sensibles. En el vídeo puedes ver más tipos de alimentos que pueden perturbar nuestro descanso. Eso sí, siempre procuremos dejar tiempo suficiente entre la cena y la hora de irse a la cama, al menos 90 minutos.

El verano puede estar acercándose a su conclusión, pero el melón y la sandía posiblemente sigan estando en nuestra despensa durante varias semanas. Quizás incluso tengamos la sensación de que nos hemos atiborrado de estas frutas tan refrescantes. ¿Es bueno comerlas cada día o es mejor hacerlo solo un par de veces en semana? Lo ideal sería ir variando de frutas, pero tampoco hay problema en repetir, ya que prácticamente todas aportan agua, vitaminas, minerales, antioxidantes y azúcar.