Sigues comiendo lo mismo y manteniendo tu rutina habitual pero a partir de los 50, notas que perder unos kilos cuesta más que unos años atrás. Sí que es verdad que, una vez llegada esa nueva década, nuestro gasto energético comienza a disminuir. De hecho, cuando dejamos de crecer, baja alrededor de un 5% en cada década, llegando a duplicarse hasta un 10% en la mencionada edad, razón por la cual comienzan a caer la barriga, el pecho e incluso los mofletes.

Además, los estilos de vida sedentarios que comenzamos a adoptar, combinados con trastornos del sueño, que también se ven acrecentados a medida que nos hacemos mayores, suponen un problema a la hora de perder peso. La experta en nutrición y autora del libro ‘Tu cerebro tiene hambre’, Boticaria García, despejará las dudas más habituales que genera la alimentación a medida que nos hacemos mayores. En esta ocasión, pone sobre la mesa la posibilidad de que a partir de los 50 años acumulemos más grasa que cuando éramos más jóvenes.

No tiene por qué, pero hay cambios a los que hay que adaptarse para seguir en forma. A nivel metabólico, quemamos menos grasa debido a la ralentización que se produce en nuestro organismo, algo que sin duda, también se ve afectado por la falta de ejercicio físico. Como consecuencia, se produce una pérdida a su vez de masa muscular.

Todo ello, sumado al resto de cambios tanto hormonales como sociales que conlleva la edad y de los que habla Boticaria García en el vídeo, son los responsables de acumular la capacidad de captar lípidos.

Sin embargo, según la doctora en Farmacia y graduada en Nutrición, existe una buena noticia para todo aquel al que le preocupe enfrentarse a la báscula ya que, aunque "todos esos cambios van a influir directamente en la forma en la que podemos ganar grasa, sí que podemos influir sobre eso”.