Una experiencia inolvidable para buscar el amor buscaban en 'First Dates Hotel', donde se conocían. Lorenzo, de 35 años, instructor de pilates y yoga y Pati, de 32 años, recepcionista de un hotel de lujo.
Lorenzo se definía como una persona “con mucho carisma” y que tiene un lado muy emocional: “Creo que soy más pasional que espiritual”. El que asegura que no se le da nada mal eso de ligar: “Soy un león con hambre. Creo que tengo buen cuerpo, me considero atractivo y eso siempre me ayudo en mi vida en temas de conquistar”.
Por su parte, Pati se considera “una niña bien”, la que ha tenido suerte que no le ha faltado de nada: “Me considero una privilegiada”. Que esta viviendo su soltería, pero tiene ganas de conocer a alguien: “Debajo de esta imagen de tia independiente y un poco pasota hay una chica que quiere volver a enamorarse”.
Lorenzo llegaba nervioso a la cita y conocía a Pati, a la que saludaba: “Es un chico muy guapo”. “Físicamente me parece una mujer maravillosa”, pensaba él y ambos coincidían en el signo del horóscopo: "Leo con leo mucho fuego".
La comida también protagonizaba un divertido momento, ella aseguraba que el mango de la ensalada no estaba del todo maduro y que sus amigos siempre le dicen "hay que ver lo que te gusta un buen mango". Lo que hacía reír al italiano: "Si le gusta un buen mango aquí lo tiene".
Después de compartir intereses y mucha complicidad durante la cena, ambos salían al jardín para compartir un momento íntimo, en el que no paraban de reírse, donde compartían una manta que incitaba a que terminase dándose un beso.
Lorenzo, que aseguraba tener mucha tensión sexual con ella no dudaba en hacerle una petición: "¿Quieres seguir hablando en todo sitio? ¿quieres subir a la habitación?" Algo que Pati aceptaba, lugar donde hablaban con menos frío pero del que se despedían después de una cálida conversación.
Tras esto, llegaba el momento de tomar la decisión, Lorenzo aseguraba querer seguir conociéndola, algo en lo que ella coincidía: "Vamos a pasarlo bien seguro". Pero esto no terminaba aquí, el italiano decidía sorprender a su cita a la mañana siguiente con una clase de Yoga con la que pasaban tiempo juntos, donde no faltaban los besos y terminaban bañándose con ropa en la piscina.