Maite Benítez se convirtió en la segunda expulsada de 'Gran Hermano'. La cántabra de 35 años no consiguió convencer del todo a la audiencia del reality más famoso de la televisión debido a su personalidad fuerte y sin ningún tipo de filtro.
Ahora, la exconcursante ha acudido a 'Fiesta' y lo ha hecho para abrirse en canal enfrentándose a la escalera de la vida del programa. Entre lágrimas, Maite ha ido bajando escalón a escalón, el de su madre, el del perdón, el de la frustración y el del futuro.
Maite se ha afrontado el primer escalón y se ha abierto al hablar sobre la muerte de su madre: ''Hace casi 20 años que la vida decidió que mi madre entrase en un sueño profundo y no despertase. Fue una tarde del 31 de diciembre y no se volvió a despertar''.
''Es el pilar más grande que tenía hasta ese momento'', confiesa Maite y revela que estuvo muy mal y sin salir de su casa por ''el dolor tan grande'', pero agradece el nacimiento de su sobrina un año antes de la muerte de su madre. Y revela que con 15 años decidió mirar por su familia, dejar de estudiar y ayudar a su hermana con la niña.
En el escalón del perdón, Maite reconoce que le cuesta mucho esa palabra: ''Me cuesta sobre todo a sabiendas si esa persona también me ha hecho daño, me quedo con lo que me ha hecho y no con lo que yo hago''. Y hace referencia a su paso por la casa: ''He intentado pedir perdón de aquella manera. Ha habido perdones que no han sido de corazón y no llegué a sentirlo''.
Maite recuerda el enfrentamiento con uno de sus compañeros: ''He tenido la oportunidad de hablar con él, él no ha querido y no he podido hacer más. Tengo una conversación pendiente fuera porque el perdón es una cosa que me tranquiliza y me deja seguir adelante''.
La exconcursante asegura que la palabra 'frustración' la ha acompañado durante su vida: ''No he tenido el gran apoyo de mi madre. Una hace y dice cosas que como todas tienen madre, todas han tenido ese gran apoyo, a veces me he sentido hasta descarada porque nadie me paraba''.
''Me fustigo mucho, no me perdono a mí misma si el resto no me perdona'', confiesa, entre lágrimas, y admite que se arrepiente de cómo acabó su relación con Óscar: ''No haber podido perdonarnos...tenia la necesidad de hacerlo, no me perdono y no soy feliz del todo hasta que no lo haga''.
Emocionada y buscando las palabras correctas, Maite ha revelado cómo ve su futuro: ''Me gustaría crecer como persona, tener un trabajo que me guste. Siempre me ha gustado el mundo televisivo, he tenido teatro, obras, ese mundo me gusta mucho''.
''Necesito salir de la nostalgia que tengo hacia mi padre. No he sido capaz de irme fuera, de buscarme trabajo fuera porque es el gran pilar de mi vida, entonces nunca me he dado la oportunidad como me ha dado 'Gran Hermano'', confiesa, rota.