Los lamentables incidentes que tuvieron lugar durante todo el día en Marsella protagonizaron la previa del partido, pero una vez rodó el balón, el fútbol pasó a un primer plano. Inglaterra nunca había ganado en su estreno en una Eurocopa y se presentó ante Rusia con 22 partidos seguidos sin conocer la derrota. Eran los favoritos y los que tenían que llevar el peso del duelo. Con Lallana, Kane y Sterling, Rooney retrasó su posición al centro del campo, como creador del equipo de Roy Hodgson.
Los ingleses plantearon un juego atractivo sin el que ha sido el mejor jugador de la Premier esta temporada. Vardy inició el encuentro en el banquillo a la espera de una oportunidad. Y le dio resultado a Hodgson porque Inglaterra brilló con su planteamiento. Dele Alli organizó el juego con Dier y Rooney, y la pelota le duró poco a los rusos porque la presión ahogó a los de Slutski.
El partido fue con mucho ritmo pero la puntería no estaba afinada. Harry Kane se movió mucho arriba y creando peligro siempre en la defensa rusa. Un pase de Rooney por detrás de la defensa, con un destello de clase brutal, estuvo a punto de poner por delante a Inglaterra, y también una volea que se fabricó el delantero del United. No se movió el marcador pero los de Hodgson pusieron sobre la mesa una idea que gustó mucho a la grada y a los aficionados al fútbol. Les faltó gol, algo que con Vardy en el banquillo se podía cambiar en la segunda mitad.
Hodgson prefirió no cambiar nada de inicio e Inglaterra siguió dominando pero con falta de puntería. Harry Kane era el encargado de sacar todos los balones parados de los que disponía Inglaterra, tanto en los saques de esquina como en las faltas que se colgaban al área. Rusia se sacudió el control inglés y subió un poco las líneas para apretar la salida del balón.
Inglaterra era previsible y los de Slutski lo aprovecharon y se hicieron poco a poco con la pelota. Los ingleses notaron un bajón físico, el duelo se rompió en el centro del campo, y los rusos llegaron a esta fase del encuentro de menos a más. Y cuando mejor estaba Rusia, los de Hodgson crearon más peligro. Akinfeev sacó una mano prodigiosa a tiro de Wayne Rooney en la frontal. Casi imposible detenerla, pero lo hizo. Algo que no pudo hacer unos minutos después en una falta al borde del área.
Dier lanzó la falta a pie cambiado, era para un zurdo y la pegó con la diestra al palo del portero. Akinfeev no vio salir el balón y se tragó el disparo. Los jugadores ingleses celebraron el gol con mucha rabia, con tanta, que casi engullen a un fotógrafo que sacaba imágenes de la grada.
El premio le llegó a los ingleses cuando menos hicieron para merecerlo. Así es el fútbol. Tanto que los rusos empataron en el descuento y dejaron con cara de sorpresa a todos los aficionados ingleseses en Marsella. Berezutski se elevó hasta el cielo para rematar un balón y Glushakov volvió a amargar el estreno inglés en una Eurocopa. Veremos qué pasa dentro de cuatro años.