Vicente del Bosque dio por finalizada la ‘transición dulce’ en la portería de La Roja en el debut de España en la Eurocopa de Francia. El seleccionador optó por David de Gea y dejó a Casillas en el banquillo por primera vez en un torneo de selecciones desde que fuera titular en el Mundial de 2002. Del Bosque no hizo experimentos ante la República Checa y jugó con lo esperado con el portero del United: Juanfran, Piqué, Ramos, Alba, Busquets, Cesc, Iniesta, Nolito, Silva y Morata.
España salió a morder a Chequia. Presión arriba, robando el balón y sin dar oportunidad a los checos. La movilidad de Nolito y Morata abrió espacios en la delantera y los laterales ayudaron con constantes subidas. Piqué y Ramos iniciaban el juego y llegaban a cualquier corte. Las ocasiones llegaron con el buen hacer de La Roja. Y Morata estuvo en todas. El delantero de la Juventus, que primero atropelló sin querer al juez de línea en la pelea por un balón, se tiró en el área pequeña con la puntera pero se encontró con el cuerpo de Cech.
En la segunda, Morata creó el peligro el solito. Pisó el balón, regateó a su defensor pero su disparo salió rozando el poste izquierdo del portero checo. El gol estaba cerca, por ocasiones y buen juego. La Roja era dueña absoluta del partido y movía a Chequia de un lado a otro.
Nolito e Iniesta evitaban ser previsibles e intentaron sorprender con disparos desde lejos. El manchego probó a ver si le salía el gol del torneo con un disparo muy lejano, con Cech muy adelantado, pero el truco de magia le falló esta vez por poco.
España lo estaba haciendo todo bien, menos el gol. El descanso tenía que servir para cargar las pilas y llenar la munición de los delanteros. Por juego y ocasiones, La Roja merecía ir por delante en el marcador. Toque, paciencia y verticalidad. Las llegadas de Juanfran y la visión de Silva entre líneas metió en problemas a los checos. Aún faltaban 45 minutos y la República Checa tenía que notar el cansancio de correr detrás del balón.
Segundos antes de iniciarse el segundo acto, los jugadores de La Roja hablaron en el túnel de vestuario, se habían conjurado para hacer el gol. España arrancó arrasando. Un balón al poste, una ocasión de Ramos con Cech en el suelo, y todo en un minuto. La República Checa sabía lo que le esperaba. Un acoso y derribo en busca del gol pero no iba a descuidar su ataque para crear problemas. De Gea no tuvo mucho trabajo pero solventó cualquier llegada con peligro, y si no era el portero del United, Cesc Fábregas metía la pierna bajo el larguero para evitar el tanto checo.
Del Bosque cambió de piezas en ataque: Aduriz por Morata. El delantero de la Juventus se movió mucho en ataque, creó espacios pero no tuvo suerte, y le tocaba al del Athletic. Thiago entró por Cesc y La Roja se venía arriba en busca del gol. Un pase de mago de Silva a la espalda de la defensa puso en pie a la grada pero Jordi Alba controló mal la pelota y la defensa checa reaccionó a tiempo. La Roja tenía el gol entre ceja y ceja. La República Checa no salía del área y Silva, con un disparo de la casa, rozó la escuadra.
Cada vez, las prisas eran mayores en la búsqueda del gol. La Roja lo intentaba por fuera y por dentro, Silva metía balones entre líneas y Nolito se pegaba a la banda. Iniesta mareó a la defensa, Silva se asoció con Nolito y el delantero del Celta dejó solo a Thiago pero el centrocampista del Bayern se entretuvo ante Cech. Cada ataque de España se convirtió en una agonía. Los checos se encerraron atrás y rezaron para que el tiempo corriera más deprisa.
Del Bosque lo intentó con la última bala. Pedro salió por Nolito. Aire fresco a la banda, rapidez para desbordar y conectar con Aduriz. Los últimos minutos se jugaron en el campo checo, más bien en el área de Cech. El portero del Arsenal fue un muro hasta que Piqué sorprendió en el punto de penalti. El central del Barça se sumó al ataque y cabeceó a placer para cruzar a Cech y dar la victoria a La Roja. Tardó en llegar, pero el gol dio los tres puntos a España para tener más tranquilidad ante Turquía y Croacia.