Las lluvias de la primavera permitieron una buena floración y cuajado del olivo, claves para la producción de aceite, y ahora toca recoger el fruto del trabajo bien hecho. La temporada de recolección de la cosecha ha empezado y España vuelve a destacar como el país con mejor aceite de oliva virgen extra del mundo. Su geografía, con extensas laderas de montaña, y su clima, con veranos largos y calurosos, hacen que las condiciones para el cultivo del olivo sean ideales.

Desde 1840, La Española vive la producción del aceite de oliva virgen extra como una manera de honrar eses legado y lo hace con el orgullo de ayudar a que el sector siga siendo ese pilar fundamental en el sistema agroalimentario español. En sus cosechas, la calidad prima sobre la cantidad, de manera que en cada gota de aceite de oliva virgen extra que llega a la mesa van esas propiedades organolépticas que despiertan los cinco sentidos de quien lo saborea, huele y aprecia.

El exquisito cuidado en este proceso explica que más de 110 países esperen cada año el resultado de este proceso de producción, un aceite de oliva virgen extra que está en la base de su dieta y se ha convertido en parte indispensable de los hábitos saludables de sus ciudadanos.

Gracias a su tradición olivarera, su tecnología avanzada y sus profesionales, capaces de obtener desde su origen el aceite de la mejor calidad, La Española contribuye a que España lidere mundialmente en superficie, producción, y comercio exterior. Su mejor aval arranca en el proceso de producción con la selección de las mejores aceitunas, extracción en frío y rigurosos controles de calidad que garantizan la calidad de su aceite de oliva virgen extra.

La producción española de aceite de oliva supone el 70% de la producción de la Unión Europea y el 45% a nivel mundial. Parte indispensable de este proceso son los más de 350.000 agricultores que se dedican en nuestro país al cultivo del olivar y los más de 32 millones de jornales por campaña, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 

Para hacernos una idea, el olivar abarca 2,75 millones de hectáreas de las cuales 2,55 millones de hectáreas pertenecen a olivar de almazara (93% del total de olivar). El cultivo está presente en quince de nuestras comunidades autónomas, si bien Andalucía es la mayor región productora con 1,67 millones de hectáreas. Y dentro de la región, Jaén, con su característico "mar de olivos", concentra una parte significativa de la producción.

Desde ese esmero en el origen, La Española consigue llevar a la mesa el mayor surtido de soluciones gastronómicas, con aceites saludables, aromatizados o gourmet, poniendo siempre en valor su compromiso activo con la excelencia y la satisfacción de los consumidores. El aceite de oliva virgen extra es un aceite extraído directamente de las aceitunas mediante procedimientos mecánicos que garantizan un producto puro y natural. Cuando llega a la mesa lo hace con todo el sabor, aroma, color y textura de un aceite que cumple los más altos estándares.

No sería posible sin el exquisito cuidado y control de quienes en este momento trabajan en los olivares, el punto de partida de un extraordinario viaje sensorial que finaliza en el paladar. Es importante, para no romper esta cadena que empiezan los agricultores, seguir algunas recomendaciones de almacenamiento y conservación: en un lugar fresco y oscuro, bien protegido de la luz, el calor y el aire. Además, conviene cerrar bien el envase después de cada uso para evitar la oxidación. Para guisar, freír o usar en crudo, no olvidemos que el aceite de oliva virgen extra es el aliado idóneo de nuestra salud y uno de los pilares de nuestra dieta mediterránea.