Tirso sigue en su empeño de acabar con Sandro, quiere hacerle pagar por todo lo que le ha hecho a su nieta. Tras descubrir dónde se encuentra la casa de la madre del narco, el ferretero le pide ayuda a Ezequiel, pero este se niega. Cree que ahí es donde tiene escondida la droga.
Así que no va a tener más remedio que hacerlo con Sanchís y Pepe. Mientras vigilan el chalé, los guardas se van en busca de la madre de Sandro, y Tirso piensa que es el mejor momento para entrar y buscar la droga.
Una vez dentro, en vez de encontrar la droga, encuentran mucho dinero escondido en la estufa de la casa. Se la llevan y la tiran de la furgoneta cerca de la iglesia, allí mucha gente necesitada empiezan a coger los billetes.