Tirso, al ver a su nieta llena de heridas y golpes, quiere tomarse la justicia por su mano. Coge su pistola y se presenta en el narcopiso. Allí se enfrenta a uno de los vendedores de heroína de Sandro, es un tipo peligroso que es capaz de cualquier cosa.
Antes de que ocurra nada, aparece Sanchís, el amigo de Tirso, y consigue llevárselo de allí, sabe que puede cometer cualquier locura por su nieta.
Así que la mejor manera de que paguen por lo que han hecho es poner una denuncia. Tirso coge a su nieta y se la lleva a la comisaría. Pero la joven le explica a la inspectora que solo se ha caído que nadie la ha pegado...