Irene, tras la violación, está cada vez peor, y la única vía de escape que encuentra para estar mejor son las drogas. La nieta de Tirso comienza a consumir pastillas y se las ingeniará para conseguirlas en el barrio.
Primero va a buscar a un camello, pero este le dice que él no tiene esas drogas, además si las quiere, tiene que pagarle con antelación. Nata la descubre y la quiere ayudar.
Pero no la va a ayudar para que no las tome, sino al revés, va a ser ella quien se las consiga en el barrio. Aunque de primeras, Irene no quiere que Nata sepa que ella toma pastillas, al final se las coge. Se ha dado cuenta que si las toma, está mucho más tranquila y ya no tiene pesadillas.