Jimena ha decidido romper con todo lo que la hace infeliz. Su trabajo se ha convertido en una losa para ella, además no quiere que su padre pierda su ferretería de toda la vida. Aunque su hermano ha firmado el precontrato de venta, Jimena decide quemarlo antes de mandárselo a su jefe.
Así que su padre puede seguir trabajando en el barrio. Y ya no tiene nada que temer. O sí. Guillermo Salgado no se dará por vencido e irá a hablar con el ferretero para convencerle de que tiene que vender su local. El barrio se ha convertido en un barrio marginal, pero el empresario lo va a tirar y va a hacer que vayan allí a vivir la clase media. Con el dinero que le dé podrá abrir otro negocio.
Con estos argumentos parece que el empresario casi ha convencido a Tirso pero en el último momento cambia de opinión y se niega a vender.
Guillermo Salgado ahora va a hacer que venda a la fuerza cuando su calle se llene de drogadictos. Le pide a Nata que abra allí un narcopiso.