Aunque Ezequiel renegaba de Camila como compañera de patrulla, pronto surge una gran complicidad entre ambos, en lo profesional… y también en lo personal. La joven policía se lanza a besar al veterano agente y, aunque en un primer momento ambos se sienten confundidos, no tardan en besarse apasionadamente de nuevo.
Ezequiel presume de ser un lobo solitario… O presumía. Con la llegada de Camila a la comisaría de Entrevías, el veterano agente trató de marcar distancias, asegurando que él trabaja mejor de manera independiente.
Pero, poco a poco, Ezequiel y Camila han ido formando un gran equipo: a la experiencia de él se suman los nuevos (y más modernos) métodos de ella.
El dúo de policías investiga quién está detrás de los últimos asesinatos de Entrevías y ambos acaban pensando que René es el principal sospechoso. En el capítulo anterior, Camila se atrevía a registrar el coche de René sin una orden, lo cual parece que les va a acarrear problemas.
Además del registro ilegal, el dúo decide no solo seguir a René, sino hackearle el móvil para tener acceso a sus datos y, en especial, a su ubicación en todo momento.
René tiene sospechas de que alguien de la comisaría le está espiando y se las traslada a Amanda. La comisaría le comunica entonces a Ezequiel que Asuntos Internos va a acudir a investigar y es entonces cuando el policía confiesa que él es el culpable…
Amanda no le cree en un primer momento, pues no le va capaz de utilizar las nuevas tecnologías hasta el punto de conseguir meter un troyano en el móvil de René. Pero Eze convence a Amanda y se auto inculpa de todos los cargos que, en realidad, tenían por autora a Camila.
Cuando Ezequiel pone a Camila al día de la situación, ella se lanza a besarle, muy agradecida… Aunque en un primer momento ambos se quedan sin palabras y ella se marcha con un “disculpas” saliendo de su boca, en la siguiente guardia surge de nuevo la pasión entre ambos.
¿Estaremos ante un nuevo romance en el barrio de Entrevías? ¿Qué acciones tomará la comisaria si se entera…?