Tirso adora a su nieta Irene, así que cuando le llama y le dice que le han dado el alta tanto a ella como a su bebé, Víctor, acaba dando la vuelta y va al hospital.
Para la sorpresa de Abantos, en el hospital también están Jimena, Maica y Santi, lo cuál cabrea a Tirso, pues piensa que nuevamente sus hijos le están traicionando al mantener la relación con su madre.
El ferretero se entera de que los pandilleros han prendido fuego a su local y no le sienta bien que no le hubieran informado del incidente. Tirso no se queda con los brazos cruzados y se va enfadado de su negocio… ¿A dónde se dirigirá?