Cómo manejar la crisis de los 40

  • A partir de los 40-45, es habitual que muchos de nosotros pasemos por una época difícil e incluso dolorosa, en la cual, suelen converger una serie de situaciones desagradables

  • Esto, afecta tanto a hombres como a mujeres y puede degenerar en depresión crónica

  • Vamos a ver qué dice la ciencia sobre qué debemos hacer y cómo debemos manejarnos psico emocionalmente a partir de los 40, no sólo para prevenir la depresión sino para generar felicidad y bienestar y convertirla en una maravillosa etapa de nuestra vida

A partir de los 40-45, es habitual que muchos de nosotros pasemos por una época difícil e incluso dolorosa, en la cual, suelen converger una serie de situaciones tales como:

  • Una sensación de falta de sentido o realización en nuestras vidas. Nos hacemos preguntas como '¿Qué he hecho con mi vida?' , '¿aproveché bien el tiempo?', '¿tomé las decisiones adecuadas?', '¿qué me he perdido?', '¿esto es todo?'.
  • Por otro lado, se hacen más visibles los síntomas físicos y hormonales del envejecimiento, no sólo estéticos, sino también otros que pueden llegar a limitar en parte, actividades o deportes que hacíamos antes.
  • Y por último, una disminución general de energía, alegría y pasión.

 Esto, afecta tanto a hombres como a mujeres y puede degenerar en depresión crónica.

 Hoy en Enphorma Psicología, vamos a ver qué dice la ciencia sobre qué debemos hacer y cómo debemos manejarnos psico emocionalmente a partir de los 40, no sólo para prevenir la depresión sino para generar felicidad y bienestar y convertirla en una maravillosa etapa de nuestra vida. De hecho, según encuestas realizadas a nivel mundial, existe una curva de la felicidad universalmente reconocida, que nos indica que los niveles más altos de felicidad se suelen encontrar entorno a los 20 años, luego comienza a disminuir lentamente hasta que toca fondo en la mediana edad y a partir de los 50, vuelve a subir suavemente hacia arriba, alcanzando cotas de felicidad similares a las de cuando éramos jóvenes. Este movimiento de la curva, generalmente se ha interpretado como un reflejo de lo que viene siendo una transición desde el idealismo juvenil, pasando por el realismo de la madurez y que culmina con la aceptación en mayúsculas, en edades más avanzadas.

¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor a partir de los 40?

En primer lugar, debemos adoptar un papel más activo a la hora de determinar, a qué prestamos atención y en qué gastamos nuestra energía. Ya que uno de los errores más comunes en los que caemos, es dar demasiada importancia a cosas insignificantes que nos roban energía y nos hacen perder de vista lo que realmente importa. Centrarnos en cuidar nuestro estado de ánimo, nuestra salud física y mental y tomar medidas activas para prevenir el agotamiento, podrían ser los primeros pasos a dar.

 Para ello, deberíamos empezar por ser mucho más conscientes de lo que hacemos y de lo que sentimos al hacerlo, escuchar a nuestro cuerpo; se dice que “El cuerpo percibe antes lo que la mente aún no sabe”. Tomarnos el tiempo para reflexionar sobre quiénes somos, cuáles son nuestras necesidades y qué nos hace felices puede ser una buena idea. Todo esto nos ayudará a tomar decisiones más alineadas con nuestra identidad, necesidades y metas.

 Pues bien, a partir de esta profunda reflexión y toma de conciencia, las claves que apunta la ciencia para salir airoso de la crisis de los 40 son:

 Priorizar, priorizar y priorizar aquellas actividades y relaciones que nos recarguen de energía o tengan un sentido muy relevante para nosotros. Ya no podremos llegar a todo, ni a todos, así que toca elegir bien las batallas y quizás, soltar algunas cosas de las que hacíamos antes.

  1. Simplificar al máximo nuestras rutinas diarias, como hacer la compra, decidir qué como o qué ropa me pongo. Automatizar aquellas acciones que la tecnología nos permita y reducir el número de decisiones diarias a sólo, las verdaderamente importantes. Tomar decisiones, consume mucha energía, por lo que conviene eliminar todo aquello que no sea imprescindible y buscar la forma más sencilla de cubrir nuestras necesidades, sin descuidar la salud obviamente.
  2. Aceptarnos y aceptar lo que no depende de nosotros. Luchar eternamente contra nuestras imperfecciones agota. Si no hemos cumplido con nuestras expectativas, aprecia hasta dónde has llegado y acepta que has hecho lo que has podido con las herramientas y circunstancias que has tenido. Es el momento de disfrutar de lo que eres y tienes. O si lo prefieres, también puedes hacer un penúltimo intento por cambiar alguna cosilla… pero recuerda, elige bien tus batallas y se realista, los cambios requieren fuerza de voluntad y mantener esa fuerza, requiere de mucha energía, nuestra batería no es ilimitada. Quizás nos convenga aceptar que la casa no tiene por qué estar siempre perfectamente limpia y organizada, o que en realidad, somos más felices con esos kilos de más que haciendo una dieta estricta.
  3. Cultivar las relaciones sociales y sobre todo algunos vínculos especialmente íntimos y significativos para nosotros. Estamos tan ocupados que tendemos a descuidar las amistades. Y es, muy importante, contar con al menos 1 o 2 personas de máxima confianza con quien compartir nuestras preocupaciones y que tengan el valor de decirnos la verdad aunque no nos guste. Es vital para nuestro bienestar emocional mantener conexiones sociales positivas y significativas con amigos, familiares y seres queridos. Merece mucho la pena dedicar tiempo, energía y atención, a organizar encuentros agradables con nuestra gente. Crea rutinas semanales o mensuales con las personas que te aportan. ¡verás cómo la risa, el apoyo, la complicidad o el amor, te llenan de energía!
  4. Realizar actividades que nos gusten y nos pongan las pilas, entre ellas el ejercicio físico, aunque sea una pequeña caminata diaria, puede marcar una gran diferencia en nuestro estado de ánimo. Mantener una mentalidad abierta y flexible, puede abrir la puerta a probar experiencias nuevas y gratificantes. ¿Por qué no irte sola a ese concierto o ese viaje que siempre soñaste hacer?
  5. Propósito y significado: encontrar actividades, proyectos o causas que nos apasionen y se nos puedan dar bien o nos hagan sentir útiles contribuyendo de alguna forma a crear un mundo mejor. El voluntariado, o la búsqueda de objetivos personales relacionados con la realización (como puede ser la mentorización de jóvenes o el acompañamiento de mayores), nos ayudará a encontrar un sentido profundo en lo que hacemos y mejorará nuestra satisfacción.
  6. Aprender cosas nuevas: aprender es una necesidad básica, que estimula el cerebro y aumenta la sensación de satisfacción y felicidad. Si no aprendemos cosas nuevas dejamos de crecer y desarrollarnos y podemos entrar en un desagradable estado de apatía. Es importante, mantener nuestra mente activa participando en actividades intelectualmente estimulantes, explorar nuevos intereses o ponernos pequeños desafíos que favorezcan el sentirnos vivos. ¿Recuerdas esa clase de pintura que siempre quisiste tomar?¡Pues ahora es el momento perfecto para hacerlo!
  7. Cultivar la resiliencia, la capacidad de sobreponerse a las adversidades y adaptarse a los cambios. Esto implica desarrollar una mentalidad positiva, que aprenda de los errores y saque provecho de las dificultades, transformándolas en oportunidades de crecimiento y fortaleza emocional. Enfocarse en lo positivo de cada situación y practicar la gratitud a diario es el camino.
  8. Momentos de atención plena y relax. Practicar técnicas de relajación, respiración, meditación, yoga o cualquier otra para reducir el estrés y promover la calma y la serenidad mental. Si estas prácticas no te atraen, o no se ajustan a tus necesidades, hay otras formas de estar en el presente que puedes explorar: la jardinería, el tai chi, pintar, bailar, escribir o tocar un instrumento musical, pueden ayudarte a dejar de lado las preocupaciones y distracciones y conectar contigo mismo.
  9. Por último, pero no menos importante, debemos cuidar nuestro descanso. Dormir bien durante al menos 6-7 horas todos los días es el primer paso para poder afrontar todo lo demás. Tampoco desperdicies si puedes, una pequeña siesta de 20-30 minutos a primera hora de la tarde.
  10. Y si a pesar de estas prácticas, experimentas una disminución persistente en tu estado de ánimo, tristeza profunda o síntomas de depresión, es importante buscar ayuda profesional. No dejes que la situación empeore y actúa.

Resumen de ideas

  • La crisis de los 40-45 existe y es habitual.
  • Para superarla, determinar claramente a qué y a quien voy a prestar mi atención en qué y con quien voy a gastar mi energía.
  • Centrarnos en cuidar nuestro estado de ánimo, nuestra salud física y mental y prevenir el agotamiento.
  • Ser más consciente de lo que haces y lo que sientes al hacerlo. Escucha tu cuerpo.
  • Las 10 claves para combatir la crisis de los 40:
  1. Priorizar y soltar.
  2. Simplificar tareas cotidianas.
  3. Aceptarnos y aceptar lo que no depende de nosotros.
  4. Cultivar las relaciones sociales significativas.
  5. Realizar actividades que nos motiven y nos aporten un sentido de realización.
  6. No dejar de aprender cosas nuevas.
  7. Cultivar la capacidad de sobreponerse y adaptarse. Mentalidad positiva y gratitud.
  8. Practicar técnicas de relajación o manejo del estrés.
  9. Priorizar el descanso.
  10. Si nada de esto te funciona busca ayuda profesional antes de seguir empeorando.