Tras enfrentarse a la muerte de su madre y darse cuenta de que también estaba perdiendo a su hija, Rocío Carrasco tuvo que asimilar el distanciamiento con sus hermanos, Gloria Camila y José Fernando, que abandonaron la casa de La Moraleja en Madrid para irse a vivir con José Ortega Cano a Yerbabuena.
Hasta ese momento, y a pesar de no querer visitar la que había sido la casa familia, la hija de la artista había encontrado la manera de seguir viendo a sus hermanos: “Para mí ir a La Moraleja era un castigo. Para no tener que ir yo a La Moraleja a verlos, Gloria y José Fernando se venían a casa. Esa era la forma que yo tenía para verlos”.
Hasta que, cierto día, el diestro le cuenta que ha tomado una decisión: mudarse a la Yerbabuena, en Sevilla. “Era algo que yo no terminaba de entender”, comienza Rocío. “A mí se me vende que José quiere irse a Yerbabuena porque allí tiene la ayuda de mi tía Gloria con los niños. Pero yo no entendía nada. Los niños estaban escolarizados en Madrid, la familia de José vivía toda en Madrid, José tenía una casa impresionante en Madrid… No me cuadraba nada”.
Ante todo este cambio, que provocó la separación de sus hermanos pero que no cataloga como “algo que le arrebató Ortega Cano”, Rocío Carrasco sí que tiene algo claro: “Pongo la mano en el fuego de que Gloria alienta a Ortega Cano a irse a vivir a la Yerbabuena”.