"Ha batido récords en todos los ámbitos": fin de una temporada de huracanes frenética en el Atlántico en 2020
Se han formado 30 tormentas con nombre y 13 huracanes
Desde septiembre se ha utilizado el alfabeto griego para nombrar los ciclones
El aumento de la actividad de los huracanes comenzó en 1995, según la NOAA
La temporada de huracanes en el Atlántico de 2020 ha sido extremadamente activa. Se han formado 30 tormentas con nombre y 13 huracanes, seis de ellos de categoría 3 o superior. Un frenesí que no veíamos desde 2005, y que ha sido superado con creces. La lista de nombres terminó de tacharse en septiembre, obligando a tirar de alfabeto griego en ocho ocasiones, la última vez con Iota.
Las previsiones de huracanes estacionales de la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense) observaron una alta probabilidad de que la temporada fuera un 140 % más activa que el promedio en su pronóstico de mayo. Concretamente, esta institución predijo que se formarían hasta 19 tormentas nombradas, 10 huracanes y un máximo de 6 grandes huracanes (de categoría 3 o superior). Ahora sabemos que incluso se quedó corta: "Ha batido récords en todos los ámbitos", ha dicho.
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Un récord detrás de otro
A mediados de mayo, dos semanas antes de la fecha de inicio promedio (1 de junio), la tormenta tropical Arthur se formó en el Atlántico e inauguró la temporada 2020. Entre mayo y julio, nueve tormentas se habían gestado ya en el Atlántico, un récord que llegaba cuando la NOAA sabía que todavía quedaba lo peor.
El 18 de septiembre, el nombramiento de la tormenta tropical Wilfred agotó la lista de 21 nombres y se pasó a usar el alfabeto griego. Es la segunda vez en la historia que esto ocurre, junto con 2005.
Esta histórica temporada de huracanes registró además unos niveles récord de agua en varios lugares. Destaca la costa del Golfo, donde el huracán Sally trajo los niveles de agua más altos observados desde el huracán Katrina en 2005. Las estaciones del Servicio Nacional Oceánico de la NOAA registraron estos datos utilizando el Panel de Inundaciones Costeras.
Temporadas de huracanes cada vez más activas
Aunque hay que recordar que el frenesí de este año viene precedido por cinco años consecutivos de actividad superior a la normal en el Atlántico. “Este aumento de la actividad de los huracanes se atribuye a la fase cálida de la Oscilación Multidecenal del Atlántico (AMO), que comenzó en 1995, y ha favorecido más tormentas, más fuertes y más duraderas desde entonces. Una temporada promedio tiene 12 tormentas con nombre, seis huracanes y tres huracanes importantes”, ha dicho la NOAA.
Las condiciones que lo han favorecido
"Este año volvió a estar presente un conjunto interrelacionado de condiciones atmosféricas y oceánicas vinculadas a la AMO cálida", ha dicho el pronosticador principal de huracanes estacionales de la NOA, Gerry Bell. Estas incluyen:
- Temperaturas de la superficie del mar del Atlántico más cálidas que el promedio,
- un monzón de África occidental más fuerte,
- una cizalladura del viento vertical mucho más débil y patrones de viento provenientes de África que fueron más favorables para el desarrollo de tormentas
- y el evento de La Niña, que representa un enfriamiento anómalo del Pacífico ecuatorial oriental.
¿Pueden formarse más ciclones?
La temporada termina oficialmente el 30 de noviembre, pero aún es posible que se desarrollen tormentas adicionales. No sería inédito. En el siglo XXI se han llegado a formar incluso dos huracanes a las puertas de diciembre.
El primero fue Olga. La NOAA nombró la tormenta el 24 de noviembre de 2001, y el día 26 se fortaleció a huracán. Se debilitó ligeramente los días siguientes pero consiguió conservar su estatus de ciclón tropical hasta el 4 de diciembre, excediendo la fecha fin de la temporada.
La segunda vez que ocurrió fue en 2005 con Epsilon. Se gestó el 29 de noviembre de aquel año en el seno de un frente frío y, contra todo pronóstico, persistió a pesar de pasar por aguas más frías y de la fuerte cizalladura del viento. Para el 5 de diciembre todavía registraba vientos máximos de 140 kilómetros por hora. Entre los días 7 y 8 fue perdiendo fuerza hasta disiparse finalmente. Por suerte, no afectó a tierra.