¿Te ha sorprendido la niebla? Seis trucos para conducir seguro con ella
La niebla se forma de partículas de agua en suspensión que vienen del suelo. Este fenómeno meteorológico provoca humedad en la carretera, en los cristales y en el motor de tu coche, poniendo en peligro la conducción. Sigue este ritual antes de salir del garaje y mientras conduces.
Pon a punto los neumáticos
Estas gotas que se encuentran en el ambiente pueden condensarse y dejar húmedo el asfalto. Para que no te resbales, pon a punto tus neumáticos. Si el dibujo de las ruedas no está muy marcado o la presión no es la óptima, por ejemplo, es el momento de acudir a un especialista.
Modera la velocidad
Que lleves unos neumáticos a recién estrenar no significa que puedas correr como un coche de Fórmula 1. Piensa que no vas a ver nada y que, teniendo el suelo como una pista de patinaje, no vas a poder frenar a tiempo. Ve más despacio que de costumbre, mantén la distancia de seguridad con el resto de los coches y no pises el freno a fondo para que tus ruedas no se bloqueen.
Enciende el aire para desempañar
En cuanto te metas dentro del coche, vas a ver que tus cristales están completamente empañados. Enciende el aire para compensar la diferencia de temperatura exterior e interior.
Parabrisas para el camino
Aunque desempañes los cristales antes de salir de casa, recuerda que la niebla sigue en el ambiente y el vaho se puede volver a formar en los cristales. Para ello, te aconsejamos que actives tu parabrisas de manera intermitente durante el viaje.
Dirige el aire a las ventanillas
Y ¿si el vaho se forma dentro del coche? Elimínalo dirigiendo el sistema de ventilación hacia los cristales. Si persiste, vas a tener que aguantar un poco el frío de fuera y abrir las ventanillas para que desaparezca.
Déjate de luces largas
Las 'largas' son un peligro para estos días. La luz rebota en las gotas de agua que forman la niebla y nos dejarán sin visibilidad, tanto a nosotros como al que viene de frente. La mejor opción son las 'antiniebla' cuando no vemos a menos de 100 metros de nuestra nariz. Las que son delanteras dan luz a ras de suelo y son las más imprescindibles. Si nuestro coche también cuenta con traseras, actívalas siempre que la niebla sea muy densa y así el resto de conductores podrán verte sin problemas.