La peor tormenta de arena en 10 años convierte Pekín en un infierno: ¿de dónde sale tanto polvo?
Pekín es actualmente la ciudad con peor calidad del aire del mundo
Es “la tormenta de arena más severa del norte de China en 10 años”, según el servicio meteorológico
Las partículas de arena proceden del desierto del Gobi, próximo a China
Los mapas de calidad del aire este lunes señalan a un a ciudad: Pekín. La peor tormenta de arena en 10 años en la capital de China está tiñendo el aire de un insalubre naranja y dificultando la vista en forma de neblina tóxica. Pero, ¿de dónde sale tanto polvo?
Pekín se ha paralizado. El espeso polvo hace el aire irrespirable y la Administración Meteorológica de China (CMA) ya califica el episodio como “la tormenta de arena más severa del norte de China en la última década”.
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Los fuertes vientos que soplan del noroeste estos días están arrastrando cantidades masivas de partículas de arena desde el desierto del Gobi hasta el interior de Mongolia y las provincias de Gansu, Shanxi y Hebei, que rodean a Beijing, recoge Reuters.
Edificios invisibles tras la neblina de polvo
Apenas es posible ver la cima de los edificios o de las montañas, como es habitual, y se han tenido que suspender vuelos desde los aeropuertos de Pekín y de Mongolia, según el proveedor de datos de aviación Variflight.
No es un episodio inédito, aunque sí mucho más crítico de lo habitual, siendo incluso un peligro para la salud. La cercanía del desierto del Gobi –como ocurre en España con el Sáhara– garantiza la entrada puntual de vientos cargados de polvo en el norte de China. Sin embargo en la actualidad hay un factor que está haciendo más drásticas estas tormentas: la deforestación.
“China ha estado tratando de reforestar y restaurar la ecología de la región para limitar la cantidad de arena que ingresa a la capital. Pekín ha plantado una ‘gran muralla verde’ de árboles para atrapar el polvo entrante y también ha tratado de crear corredores de aire que canalicen el viento y permitan que la arena y otros contaminantes pasen más rápidamente”, publica Reuters, pero los resultados, por ahora, no parecen muy visibles.
Calidad del aire: insalubre
Los niveles de partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5) superan los 200 μg/m3, y las PM10 superan las 1500 μg/m3 en varias ciudades. Cada vez más estudios demuestran que estas partículas ingresan en nuestro organismo y tienen efectos en nuestra salud, especialmente las más ligeras, que permanecen más tiempo en el aire y son transportadas más fácilmente por los vientos.
La acumulación de estas partículas finas en nuestro organismo favorece el aumento de las enfermedades respiratorias y la disminución del funcionamiento pulmonar. “Los grupos más sensibles –niños, ancianos y personas con padecimientos respiratorios y cardiacos– corren más riesgo de padecer los efectos negativos de este contaminante”, apunta una publicación de Ecologistas en Acción.