Emprender una nueva vida alejada del estrés, la contaminación y los precios desorbitados de la ciudad: este es el sueño de un grupo variopinto de urbanitas en diferentes situaciones de crisis existencial que acuden a la llamada de un anuncio que promete una vida alejada del mundanal ruido y una vivienda gratis en una zona rural aparentemente deshabitada. Todos ellos confluyen en Peñafría, una diminuta localidad de Soria en la que pronto descubren que no están solos y que tendrán que compartir su día a día con unos peculiares oriundos.
Con este punto de partida arrancan las tramas de ‘El Pueblo’, nueva comedia existencialista producida por Mediaset España y Contubernio Films que Telecinco estrena este miércoles 15 de enero a las 22:40 horas. Creada a partir de una idea original de Alberto Caballero, Julián Sastre y Nando Abad, con el apoyo en los guiones de Daniel Deorador y Araceli Álvarez de Sotomayor, la ficción está disponible en Amazon Prime Video, plataforma que próximamente estrenará en exclusiva su segunda temporada.
Carlos Areces, María Hervás, Daniel Pérez Prada, Ruth Díaz, Santi Millán, Ingrid Rubio, Raúl Fernández de Pablo, Empar Ferrer, Ángel Jodrá, Vicente Gil, Javier Losán, Felipe Vélez, Jairo Sánchez, Blanca Rodríguez, Elisa Drabben, Jordi Vilches y Norma Ruiz protagonizan este divertido relato de ‘peces fuera del agua’ que aborda en clave de humor las vicisitudes de dos grupos completamente opuestos: los neorrurales, víctimas del ‘síndrome escapista’ que forjarán ilusionados una nueva vida en un entorno desconocido; y los lugareños, arraigados a sus costumbres y poco acostumbrados a tratar con forasteros.
Distintas formas de entender la vida, grandes dosis de humor y costumbrismo en estado puro se entrecruzan en las tramas argumentales de esta serie, dirigida por Alberto y Laura Caballero y Roberto Monje. Lejos del mundanal ruido, los forasteros tendrán que adaptarse al duro entorno campestre castellano, comenzar a vivir en comunidad y aprender a relacionarse con los oriundos del lugar. Rivalidades, amistades duraderas, malos entendidos y situaciones completamente nuevas formarán parte de la convivencia cotidiana de los habitantes del pueblo, en el que los nuevos moradores y los lugareños se verán inmersos en una travesía emocional en la que los cambios, las contradicciones y las influencias bidireccionales marcarán su vida inexorablemente.
“El choque cultural entre esa España rural y un grupo de ‘invasores urbanos’ ha sido la columna vertebral de este proyecto y lo que más nos ha divertido escribir”, explica Alberto Caballero. “El resto lo ha puesto la amabilidad de la gente con la que nos hemos ido encontrando en Soria, que ha convertido el arduo proceso de grabar una comedia enteramente al aire libre en un placer inesperado. El otro gran aliciente ha sido sin duda vivir durante cuatro meses en el decorado: el pueblo nos ha servido de plató y de hotel, convirtiendo la grabación de la serie en una especie de ‘inmersión audiovisual 24 horas’ que afortunadamente se ha saldado sin problemas de convivencia”.
“Ahora solo esperamos que los espectadores se diviertan tanto como nosotros haciéndola. Y de paso, que sirva para reflexionar sobre los temas que trata tanto a nivel personal como social: la ansiedad vital y la insatisfacción que nos asola, y el drama de una parte importante de este país que está muriendo, y que representa un hecho único en la Europa occidental. Diría que ‘El Pueblo’ es una serie oportuna y conveniente para estos tiempos que vivimos”.
Para dotar de realismo y autenticidad a la comedia, Alberto y Laura Caballero han escogido las tierras altas de Soria, una de las más regiones más despobladas de la Unión Europea, para la grabación de la totalidad de las secuencias, tanto en escenarios naturales como urbanos.
La localidad de Valdelavilla simula Peñafría, el pueblo ficticio en el que transcurre la mayor parte de la acción en la serie. Además, municipios como San Pedro Manrique, Valdeavellano de Tera y Los Rábanos y la ciudad de Soria completan las localizaciones de la ficción.
Inmerso en una crisis existencial, Pablo siente que ha estado viviendo la vida de otro. Le acaban de ascender en el trabajo y está a punto de casarse con su novia, Isa (Norma Ruiz), cuando decide romper con todo y afincarse en Peñafría. Aunque odia el campo y los bichos, Nacho, su mejor amigo, un hombre obsesivo y neurótico, decide acompañarle en esta peculiar aventura. Su mayor deseo es que a Pablo se le pase la locura de vivir en ese lugar y regresen cuanto antes a la civilización.
Siempre ha tomado malas decisiones y le acaban de desahuciar de su piso, por lo que a Laura no le queda otra alternativa que irse a vivir al pueblo. Esta madre soltera, emprendedora y sin un duro llegará a Peñafría junto a su hija Macarena, una adolescente inteligente y con carácter. Tras descubrir que en el pueblo no hay nadie de su edad, siente que su madre le ha arruinado la vida, pero no le queda otro remedio que ayudarla para tratar de salir de allí cuanto antes. Tendrán que cultivar, aprender a hacer embutidos y todo lo que esté a su alcance para conseguir dinero en mitad de la nada.
Egoísta, maquiavélico e interesado: así es Juanjo, un constructor en horas bajas que se arruinó cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Está dispuesto a aprovechar las parcelas gratuitas para volver a montar su imperio. Es un hombre sin escrúpulos y manipulador que sabe poner una sonrisa falsa para que la gente confíe en él. Se establece en Peñafría con Amaya, su novia, una chica superficial, materialista y con mucho carácter que se pasea con tacones por las calles del pueblo maldiciendo las incomodidades de la vida rural.
Líderes del éxodo de urbanitas al pueblo, Moncho y Ruth, una pareja de hippies amantes de la naturaleza, idealistas y solidarios, comparten el mismo sueño: convertir Peñafría en una ecoaldea ética, sostenible y preindustrial. Ruth es muy mística y practica el yoga y la meditación, mientras que Moncho es un hombre vitalista y entusiasta. Ambos son los impulsores de la iniciativa que ha llevado al grupo de forasteros al pueblo creyendo que estaba abandonado. Tienen un hijo, Orión (Rubén Fulgencio), una especie de Mowgli al que educan en total libertad.
Elisa es un ama de casa charlatana, sociable y cotilla a la que el médico ha recomendado alejarse de la contaminación por problemas de salud. Se muda al pueblo con su hijo Gustavo, un treintañero hipster y mimado que lleva doce años estudiando una oposición para administrativo y vive y piensa como si fuera un adolescente. Optimista por naturaleza, es un hombre tontorrón, metepatas, inmaduro... pero se tiene a sí mismo en alta consideración.
Echegui triunfó hace décadas en la música y acabó cayendo en el mundo de las drogas. Este viejo rockero incombustible e irascible ha superado su adicción, aunque continúa algo tocado, y desea proseguir su carrera artística con la ayuda de Chicho, su mánager. Tras participar en un reality, recala en Peñafría en busca de la calma e inspiración necesarias para componer un gran disco con el que regresar al mercado musical.
El alcalde de Peñafría sueña con que su pueblo vuelva a resurgir con la llegada de los urbanitas. Bonachón, amable y abierto, Cándido adora su tierra, quiere que todos sean felices allí y espera que los forasteros les trasmitan su alegría de vivir. Vive con su madre, Emilia, una señora muy mayor a la que cuida con mimo.
El Ovejas es un pastor ingenuo, no demasiado listo y con poca experiencia para las relaciones sociales. Siempre está con Cándido y Arsacio y la llegada de los nuevos le genera mucha curiosidad. Además, una de las urbanitas despertará en él la chispa del amor.
Gruñón, cabezota y conservador, Arsacio tiene muchos prejuicios hacia la gente de ciudad. Se opone a que el alcalde les permita quedarse, porque cree que traen “delincuencia, violaciones y terrorismo islámico”. Su esposa, María, es una mujer tradicional, pero llena de inquietudes que hasta la llegada de los urbanitas desconocía. Con ellos se irá modernizando y descubrirá nuevos conceptos como el patriarcado, la liberación de la mujer y la paridad.