Un experto detalla el funcionamiento de la secta de Las Doce Tribus en 'El programa de Ana Rosa'. Muere un niño de tres años en la secta religiosa tras ingerir agua oxigenada industrial en Corella, Navarra. El grupo lleva instalado en España desde los años 90 y en su web aseguran que no son ni cristianos, ni judíos. Aún así, viven de manera estricta según el Evangelio. La secta se financia desarrollando productos ecológicos que venden en ferias y tiendas que ellos mismos gestionan.
Además, son antivacunas y anti progreso, y el contacto con gente externa a la secta está totalmente prohibido. Los menores que pertenecen al grupo no están escolarizados y apenas saben leer y escribir. Y aseguran que el castigo físico es la mejor manera de disciplinar a los niños. La secta ya ha tenido denuncias por el maltrato y la falta de escolarización de los menores.
Juantxo Domínguez, presidente de la Red de Prevención Sectaria y Abuso de Debilidad, comenta sobre las prácticas de la secta: "Es un grupo sectario a la vieja usanza y de libro, en primer lugar por el proceder interno y hacia el exterior". Además, el experto añade: "Llevan casi 25 años en España, muchos de ellos son españoles y no sabíamos nada de ellos". El presidente de la red señala que "llevan cinco años en Corella y pensábamos que era una comunidad como cualquier otra".
"Diputación foral de Guipúzcoa sabe desde hace años que los niños no están escolarizados, han dado el silencio por respuesta", sentencia el experto sobre la situación de los menores en el grupo. Además, añade sobre los maltratos: "El tema de la vara ellos lo asumen como algo normal, el tema de la salud en la infancia no se ve, los juegos no existen...".
Por otro lado, Domínguez declara que ya se produjo otra muerte de un menor en el grupo: "Tenía 14 años y falleció en situaciones muy extrañas. Hubo juicios, pero posteriormente murió otro niño menor que él y fue enterrado". Además, arremete contra la inactividad de las instituciones: "Si todos tenemos que actuar con la Constitución, con los derechos de la infancia, no sé por qué en estas comunidades nadie pone el cascabel al gato".