Rosario Porto y Alfonso Basterra intentaron evitar que los investigadores accedieran a los tres ordenadores que tenían desde el primer momento. Alfonso dijo que no tenía y Rosario aseguró que llevaba meses sin usarlo. Sin embargo, los Basterra - Porto tenían tres ordenadores que, según los investigadores, podrían contener datos clave para el esclarecimiento de algunas de las lagunas del caso.