Marcelina es puro optimismo. Con 100 euros y la solidaridad de la gente sobrevive y saca a delante a sus tres hijos. "Si yo estoy triste se entristecen los niños. Ellos no tienen que sufrir ni estar mal porque cuando traes al mundo a unos niños lo normal es que luches por ellos y les transmitas felicidad", dice Marcelina, que solo necesita un trabajo. "Yo soy totalmente feliz, lo tengo todo. Solo me falta dinero. Tengo el amor de mis hijos."