Con la gasolina rozando máximos históricos y la factura de la luz por las nubes, la cesta de la compra se ha convertido en el nuevo y no menos importante problema para los españoles, con un 35% más.
La cesta de la compra registró el año pasado un aumento de precios del 28,1% con respecto al año anterior y el mayor encarecimiento desde el año 2011, pero aún así seguirá subiendo a nivel mundial en 2022, según pronostica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Hay productos del día a día que se han convertido casi en prohibitivos para un ciudadano de poder adquisitivo medio: las alcachofas han subido un 22%, las mandarinas un 21.8%, el aceite de oliva cuesta 5.5 euros de media y la ternera blanca, el pollo y las patatas también rozan máximos históricos.
Los productos que menos han subido en los últimos meses, aunque no por eso sean baratos, son los pepinos, los pimientos, la pasta y arroz.
Este aumento de los precios de los alimentos ha contribuido al incremento generalizado de la inflación en todos los países y ha sido especialmente perjudicial para aquellos en los que el consumo de alimentos supone un mayor porcentaje sobre el total de consumo o que necesitan importar alimentos, algo que suele corresponder a los países menos desarrollados.