La desesperación de un ganadero, entre lágrimas y en plena huelga de hambre: "Nos morimos, ¿qué más tenemos que hacer?"
"He recibido mensajes de coacción sobre que ni se me ocurriese ir por las malas"
"¿Qué más tenemos que hacer? No podemos liarnos a pedradas con las ventanas"
Sigue ahora Telecinco EN DIRECTO
El ganadero en huelga de hambre habla en 'El programa de Ana Rosa' sobre lo que está padeciendo. El hombre optó por dejar de comer como forma de protesta ante su insostenible situación.
Rubén Llata, ganadero trashumante en huelga de hambre, declara que lo que le ha llevado a tomar esa decisión es la "situación extrema" en la que se encuentra: "Los políticos dijeron que iban a apoyarme y a tramitar todo lo más rápido posible y, cuando llega la hora, sigo sin los permisos que necesito para no tener que renunciar a ser ganadero".
MÁS
Juan Bravo, después de que Sánchez de la espalda al PP en el plan anticrisis: "No estaba dispuesto a aceptar ninguna propuesta"
El enfado de hosteleros y clientes por la recomendación de Sanidad: "El vino y la cerveza son nuestra seña de identidad"
Nadia Calviño: "La prioridad es parar la inflación energética y hacer un despliegue en las renovables"
El hombre explica su actividad, en la que se tiene que mover con sus animales de una comunidad a otra: "Salimos de Asturias por la problemática del lobo, porque ser ganadero en extensivo allí es insostenible. Traigo las yeguas a Valencia a parir. Todos los animales que tienen menos de tres años también los traigo aquí". Por otro lado, explica uno de los problemas que encontró en su camino: "Por culpa de la repoblación, tuve que montar el pollo viniendo a caballo a la Generalitat. Decían que estaban muy ofendidos por no avisarles porque la prensa se les echó encima".
"Nos estamos muriendo", declara Rubén con un nudo en la garganta. El ganadero explica su situación entre lágrimas: "Tengo 29 años, he recibido mensajes de coacción sobre que ni se me ocurriese ir por las malas. Los políticos pasan a mi lado como las vacas al tren". Además, añade: "Hay tres millones de parados en este país y los que queremos trabajar no podemos, ¿qué más tenemos que hacer? No podemos liarnos a pedradas con las ventanas".
El hombre muestra su clara desesperación: "Tengo 300 yeguas que están plenamente adaptadas al medio en el que viven, son expertas, andas 25 kilómetros al agua. Son ecológicamente sostenibles, como dicen ellos, ¿qué más quieren?".