Ana Rosa ha aceptado el reto de Pablo Iglesias . Nuestra presentadora ha cambiado los tacones por las deportivas y los vestidos por la ropa de deporte. Perfectamente ataviados para la ocasión, Ana Rosa y el líder de Podemos han salido a correr por un parque de Vallecas. Comenzaban las confesiones."Yo corro media horita y muy suave. Casi siempre voy solo con los cascos y escucho mucho rap", dice Pablo, que sigue enamorado de su barrio y, de momento, no se plantea irse de allí. "Me parece más peligroso el aislar a alguien porque entonces no sabe lo que pasa fuera. No llevo chófer, hay compañeros de la organización que me acompañan pero a veces conduzco yo y llevo seguridad solo en eventos públicos pero no me agobia porque los policías que me acompañan hace su trabajo y llevamos un rollo muy relajado.
Desde las mejores vistas de Madrid, Pablo se ve como el próximo Presidente. "En estas elecciones es en las que más posibilidades tenemos", dice un Pablo que insiste en que España está cambiando. "Las encuestas tampoco decían que iba a ganar Carmena o Colau y ganaron", explica Pablo, que mantiene una relación muy directa con sus vecinos de toda la vida.
Desayuno con salmorejo de bote
Tras su sesión de running, Ana Rosa entra en un territorio desconocido: la casa de Pablo Iglesias. Una casa humilde, de unos 60 metros (Ana Rosa ha hecho el cálculo a ojo) y que no tiene ninguna reforma: muebles de melamina en la cocina, posters de Charles Chaplin y 'Pulp Fiction', puertas de sapeli con cristales decorados con hojas de lis.... "El mobiliario es el de mi tía abuela y no lo pienso cambiar. Cumple su función. Tomar el mando de las operaciones de cambiar algo me angustia muchísimo", dice Pablo, que desde los 13 años utiliza esa casa para estudiar o de picadero.
Antes de reponer fuerzas y tras el esfuerzo físico realizado, toca pasar por la ducha. Ana Rosa, en casa de la vecina. Como buen anfitrión, Pablo Iglesias prepara el desayuno a Ana Rosa Quintana, a quien muestra su lado más íntimo y nunca visto: recién salido de la ducha y sin coleta. Impactada. Así se ha quedado Ana Rosa. "¡Pedazo de melena! Hazte la coleta que estarás más cómodo", le ha dicho Ana Rosa, que cree que lo de la coleta es un poco 'Síndrome de Peter Pan'. "He sido muy mimado y consentido. Me han criado tres mujeres: mi madre, mi abuela y mi tía abuela. Ahora es otra cosa. Sigo siendo caprichoso. Quiero esto y lo quiero ahora", dice Pablo, que no se plantea, de momento, ser padre. "No he sentido la llamada de la selva. Para tener hijos hay que ser muy generoso y tener tiempo. Yo no sé si sería lo suficientemente valiente y generoso y ahora tiempo no tengo mucho."
Superado el impacto de la melena al viento, Pablo prepara el desayuno prometido. Sin embargo, resulta algo decepcionante para Ana Rosa. Tostadas, salmorejo de bote, jamón serrano envasado y café. Continúan las confesiones. "Lo de la 'Operación coleta' no salió de nosotros, salió de un artículo de alguien que tenía más o menos idea de lo que estábamos tramando y funcionó. No me importaba que me llamaran 'el coletas'. Era muy llamativo. Había una estrategia. Para decir verdades a veces hay que disfrazarse y utilizar técnicas de expresión."
Los recuerdos de Pablo Iglesias
En una de las habitaciones de su casa, Pablo tiene su despacho. Libros, fotografías de su infancia y adolescencia y algunos de sus recuerdos más preciados. El más especial: una fotografía de sus padres en los entierros de los abogados de Atocha. "Mis padres eran abogados recién licenciados y eran militantes antifranquistas", dice Pablo, que ha aclarado a Ana Rosa por qué utilizan la palabra régimen para hablar del periódo que se abrió tras la muerte de Franco. "Lo digo porque soy politólogo porque hablamos de regímenes políticos como sistemas políticos. Ahora se podría abrir un regimen nuevo. Es verdad que puede sonar a Franco pero no lo digo con ese sentido. Lo digo como sistema político. Aquí ves a mis señores padres luchando por la libertad así que más orgullosos de las libertades que yo hay pocos."
El día a día de Pablo
Con las pilas recargadas tras el desayuno, comienza la jornada de Pablo Iglesias. Lo primero poner rumbo a la redacción de 'La Tuerka'. Lo hacen en moto. Agarrada a la cintura del líder de Podemos, Ana Rosa recorre las calles de Madrid hasta llegar a su destino. Allí habla con el equipo que trabaja en el programa.
"Soy muy marimandón", reconoce Pablo, que ha asegurado que ese mismo carácter lo mantiene en su faceta política. "En un gobierno hay que mandar y tiene que haber tensión. En Podemos se manda y yo mando mucho", dice Iglesias, que aclara su polémica posición sobre los medios de comunicación. "Defendemos que haya más medios de comunicación privados, no puede haber tanta concentración y que los medios públicos no pueden ser propaganda de partido."
Comienza 'La Tuerka'. Pablo Iglesias está en su salsa. "Es lo que me gusta. Para mí la política es algo temporal, lo que me mola de verdad es esto." Tras la entrevista al actor Antonio de la Torre invita a Ana Rosa a comer con el nucleo duro de Podemos. Nuestra presentadora ha compartido mesa y mantel con Iñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre. Y llega la gran confesión de Pablo sobre sus compañeros. "¡Errejón es gracioso!", dice el líder de Podemos. "Hablamos de cine, de series. Nos reímos un montón."
La sede de Podemos, última parada
Tras la comida, Pablo Iglesias lleva a Ana Rosa al 'cuartel general del cambio', o lo que es lo mismo, la sede de Podemos. Una primera toma de contacto, un recorrido por las instalaciones para terminar en el sofá de las grandes ocasiones, donde Iglesias ha analizado a sus rivales políticos. "Pedro Sánchez no es mal tipo pero creo que debería ser más valiente. Albert Rivera es muy inteligente y muy hábil pero el problema es que se ha convertido en la versión amable del PP. Alberto Garzón es un amigo, un tipo inteligente y estamos trabajando para tenerlo con nosotros. Mariano Rajoy es el fracaso, la frialdad y el pasado", dice Iglesias, que volverá al plató de 'AR' si gana las elecciones.