En 2016, Antonio fue víctima de una brutal paliza que le dejó en silla de ruedas. Todo ocurrió una noche el metro de Barcelona, a la altura de la estación de Besòs Mar, cuando un grupo de jóvenes que se habían colado en el metro y provocado varios destrozos le tiraron al suelo y comenzaron a patearle.
Casi 4 años después, salen a la luz las imágenes de la brutal paliza que recibió. "Venían alborotados y fue violencia gratuita. Yo solo les recriminé que se estaban pasando un mechero, nada más", dice Antonio. La víctima de esta brutal paliza cuenta cómo los violentos agresores se abalanzaron sobre él mientras los testigos no hicieron nada. "No hacía falta que se entrometieran, no entiendo cómo nadie dio el botón de emergencia", explica. "La sentencia justa es que estén todo el tiempo que a mí me toca estar en la silla de ruedas, es una minicárcel en la que tengo que estar el resto de mi vida", añade.