10 personas han sido detenidas y otras 21 investigadas por la operación Oikos, por la cual se amañaban partidos de fútbol para ganar apuestas económicas. En primer lugar, se llevaba a cabo la selección de encuentros. Posteriormente se pactaban apuestas que les hicieran ganar el máximo de dinero: saques de esquina, penaltis, tarjetas amarillas, fueras de juego y el propio resultado del partido. Finalmente se hacía un tanteo en las plantillas de los equipos para descubrir que jugadores eran más supcetibles a aceptar el soborno. Para amañar un partido se necesitaba convencer a 4 jugadores y a 5 si uno de ellos no era el portero. El pago se hacía antes y después del encuentro, unos 10.000 o 20.000 euros, según el caché del futbolista y la trascendencia del partido.